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El mejor camino

  • 14 marzo 2019 /

Vana ilusión, pues en la cadena de productor-consumidor, ambos extremos son los perjudicados, los primeros con pagos bajos y los segundos, pese a la abundancia y caída de cotización, con precios de la taza de café al alza.

    Las desgracias no vienen solas es la sabiduría popular, pero también, inyectando positivismo, al mal tiempo buena cara, puesto que en los desafíos se hallan las oportunidades, y aunque puede parecer fácil para quienes se hallan fuera de círculo, hay múltiples ejemplos para sacar fuerzas de flaqueza y seguir adelante. Esta es la situación de miles de familias cafetaleras cuyo futuro inmediato, una encrucijada en la que la elección de la ruta es una gran aventura porque la bonanza, no la confianza en sí, ha ido desapareciendo.

    El periodista de LA PRENSA se internó en cafetales de Santa Bárbara para constatar la devastación y escuchar de productores afectados que “todo está perdido”. Aunque pueden interpretarse como palabras de desesperación, pensadas muchas veces al ver la finca, reflejan una durísima realidad sobre la que se sustenta el ingreso económico para la familia, el cuidado de la plantación y la capacidad de cumplir con los compromisos financieros a los cuales se ata con anticipación la cosecha, este año en franco descenso.

    Si a la situación en los cafetales sumamos la caída de los precios en el mercado internacional y el aumento de los costos, así como la disminución de la mano de obra para los cortes, tendremos un mapa muy cercano a aquella desgracia a la que hacíamos referencia al inicio del editorial. En Colombia, gran productor en el hemisferio, surgió la ida de recortar las exportaciones para disminuir las reservas de las multinacionales con las que mueven las cotizaciones en el mercado. Vana ilusión, pues en la cadena de productor-consumidor, ambos extremos son los perjudicados, los primeros con pagos bajos y los segundos, pese a la abundancia y caída de cotización, con precios de la taza de café al alza.

    Sin embargo, la noticia de una menor oferta en las exportaciones del grano por parte de Colombia y Brasil con moderado incremento del precio y la disponibilidad de financiamiento para fertilizar y atender las necesidades de las fincas proporcionan un paliativo inmediato, bien recibido; pero que apenas cubre la supervivencia de los cafetales y los cultivadores, por ello muchos ponen la mirada al norte, explica la alcaldesa de San Nicolás, Santa Bárbara, y otros contemplan y desarrollan planes de diversificación: “Voy a sembrar zacate y meteré las vacas en este lugar”, ha decidido el productor Jorge Adán, de Lomas del Higuito.

    Interrogantes y angustias en miles de familias que apuestan, pese a los obstáculos internos y manipuleo de cotizaciones en la bolsa internacional, por el mejoramiento en la calidad del grano, camino más seguro para llegar al mercado y conseguir los mejores precios.