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Lo que no cuesta...

  • 05 febrero 2019 /

Muy natural que sean los empresarios quienes levantan, aunque tarde, la voz para que sus recursos, sostenedores de esos centros educativos, lleguen a quienes están destinados: los jóvenes.

    San Pedro Sula, Honduras.

    Un respiro, tan breve como el mes de febrero, para el Instituto Nacional de Formación Profesional (Infop) pidió el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) a sus miembros, pues, según todas las evidencias, solamente apretando la bolsa es que se podrá lograr reacción, que no debe ser otra que la recuperación de la institución de enseñanza, adiestramiento y profesionalización para ayudar a ingresar y desempeñarse eficientemente en el mercado laboral a los más jóvenes. Muy natural que sean los empresarios quienes levantan, aunque tarde, la voz para que sus recursos, sostenedores de esos centros educativos, lleguen a quienes están destinados: los jóvenes.

    Uno más o dos menos, pero la burocracia sigue proporcionando oportunidades para activistas, amigos o parientes, de manera que casi la mitad de los empleados, según fuente sindical del Infop, está enrolada en el área administrativa, no sabemos si para pasar las calificaciones a documentos oficiales, obtener copias de estudio para los alumnos, inspeccionar la asistencia del personal, anunciar, dar paso a las visitas o llevar el cafecito a las reuniones, dirección o gerencias, etc. etc. Toda una serie de oficios y beneficios, más de estos últimos que de los primeros, que repiten la estructura endémica de los organismos de los gobiernos central y local y de las empresas o instituciones descentralizadas.

    Los empresarios, cuya responsabilidad comparten como en el Seguro Social, lanzaron un ultimátum, no pagar la cuota en enero. Se abre el camino nuevamente y se exhorta al sector privado a aportar la cuota del mes pasado, pero a finales de este -según se vea el panorama- habrá indicaciones precisas, aunque la contribución de las empresas está definida por ley y su cumplimiento es de sí o sí; pero también es no y no en utilizar los millonarios recursos, dejando los que “haiga” para la educación, en un multiempleo ajeno a las necesidades del Infop y apetecido por convenios colectivos cuyos negociadores hallan el arca abierta y los cuidadores dormidos.

    La modernización del Infop que llegará, si logra emprender el camino, aunque sea con gran retraso, es una exigencia existencial y un derecho de los jóvenes a su capacitación profesional y también de los empresarios, los mayores aportantes, por lo que su participación en la junta directiva debe ser determinante o, por lo menos, voz de denuncia por los abusos “legales” desde el poder, ya que también en el Infop “lo que no cuesta se hace fiesta”.