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El mensaje papal

  • 02 enero 2018 /

El papa Francisco tuvo palabras para aquellos a quienes llamó “artesanos del bien común”.

    San Pedro Sula, Honduras

    El papa Francisco en su última homilía proferida durante la tradicional ceremonia celebrada en la basílica de San Pedro del Vaticano criticó las guerras y las ofensas a la vida que “causan múltiples formas de degradación humana, social y ambiental”.

    “Las guerras son el signo flagrante de este orgullo reincidente y absurdo. Pero también lo son todas las pequeñas y grandes ofensas a la vida, a la verdad, a la fraternidad, que causan múltiples formas de degradación humana, social y ambiental”, dijo el Papa durante su mensaje dominical.

    El pontífice, igualmente, tuvo palabras de simpatía y gratitud para aquellos a quienes llamó “artesanos del bien común”, que realizan diariamente “pequeños pero graciosos gestos concretos”, que ayudan según el a favorecer la convivencia humana. En este orden citó a los padres, maestros y a los educadores que forman a los menores y a los jóvenes en un sentido cívico, quienes imprimen una ética de responsabilidad. Y que les inculcan un interés profundo por “la realidad que les rodea”. Como también elogió a aquellos que con su comportamiento expresan su amor por su ciudad y respetan los lugares públicos, y a su vez señalan las cosas que no funcionan y prestan atención a los adultos mayores o en dificultades, quienes en vez de llorar o albergar resentimientos y rencores se esfuerzan por contribuir cada día a mejorar las cosas en su entorno.

    El pontífice condenó a quienes producen armas para exterminar personas en las guerras, y también nos hizo un llamado para ponernos en guardia contra los conflictos que se producen dentro de las comunidades cristianas. La paz salva a la paz y nos hace vivir, nos hace crecer dijo Francisco, y la guerra “te aniquila y te lleva hacia abajo”, acotó.

    Hay necesidad de tener “paciencia cristiana”, expreso el santo padre, agregando que: “Cuántas mujeres heroicas hay en nuestro pueblo que soportan por el bien de la familia y de sus hijos, tantas brutalidades en nuestras sociedades, y tantas injusticias. Cuántos hombres heroicos hay en nuestros pueblos --prosiguió diciendo el obispo de Roma en su homilía-- que soportan levantarse muy temprano para ir a sus trabajos, tantas veces un trabajo injusto, mal pagado, para regresar por la noche y poder así mantener a su prole. Criticando a aquellos que trabajan con la lengua y hacen la guerra, porque “la lengua destruye” y hace la guerra, expresó.

    El jefe de la grey católica del mundo declaró finalmente que es necesario revestirse con sentimientos de ternura, de bondad, de humildad, de mansedumbre y de magnanimidad, como fieles intérpretes del estilo de Jesús para hacer la paz y la reconciliación, no con soberbia ni hablando de los demás, sino que, siendo misericordiosos, como el Señor lo fue con nosotros.