En la legislatura correspondiente a 2007-2008 el Congreso Nacional registra baja productividad, absentismo e inoperancia en amplias franjas de representantes, según un estudio de la Fundación Democracia sin Fronteras citado por varios medios de prensa.
La Fundación Democracia sin Fronteras, con sede en Tegucigalpa, tiene por finalidad 'un papel de liderazgo estratégico, oportuno y ágil orientado a la acción a favor del pueblo hondureño'. El presidente de su junta directiva es el destacado profesional Rigoberto Sandoval Corea, ex ministro del Instituto Nacional Agrario, INA.
De acuerdo a sus propias definiciones, esta fundación fue creada por el Centro para las Políticas Internacionales, CIP, una organización no gubernamental con sede en Washington presidida por Robert White, bien recordado diplomático norteamericano en Honduras y embajador de Estados Unidos en El Salvador en los años de la guerra de la década del 80.
El estudio de Democracia sin Fronteras confirma algo que en Honduras se viene comentando hace mucho tiempo: el bajo perfil intelectual, el casi nulo compromiso con la democracia y el abultado oportunismo de muchos de los ciudadanos electos como representantes en la asamblea legislativa. Claro, así como hay en todas las bancadas diputados honorables, puntuales, esforzados ciudadanos y ciudadanas que aportan conocimientos y experiencias a quienes hay que rendirles reconocimientos muy cumplidos, hay otros que son un desastre, blancos del ridículo, ejemplo de lo que no se debe hacer, expresión de la irresponsabilidad más calamitosa.
No se necesita ser un portento de sapiencia para ser diputado; el explorador norteamericano J. L. Stephens que visitó estos países en los primeros años de la independencia destaca con sumo respeto la calidad de los representantes a los congresos de aquel entonces, hombres modestos, sin pretensiones vanas, cargados de sensatez y moralidad, en ellos moraban el civismo y la conciencia de su alta responsabilidad.
Pero la historia del parlamentarismo hondureño también registra casos vergonzosos como los escupitajos aquellos: 'la Constitución es pura babosada'; 'la Constitución es como las mujeres, hay que violarla cuantas veces sea necesario', o la conducta entreguista de quienes hicieron decir al potentado bananero Samuel Zemurray que en Honduras vale más una mula que un diputado…
¿Cuál es la raíz del problema? La incapacidad de las cúpulas partidarias para seleccionar candidatos; en el momento de la inscripción ven más lo que alguien puede aportar a la campaña, amiguismos o parentela, que condiciones morales o intelectuales.