18/04/2024
06:14 AM

Un himno al mediodía

Francisco Gómez Villela

Las palabras libertad, emancipación, independencia, se han utilizado a través de doscientos años para referirse al proceso que permitió romper cadenas con nuestros colonizadores. Son de uso exclusivo en este septiembre, el de las “fiestas patrias”, para fingir que honramos, respetamos y amamos el país. Son palabras poderosas e inspiradoras.

Este año hubo desfiles y celebración en el Estadio Nacional. El virus se mostró feliz entre tanta gente. Nuevamente hubo bombos, palillonas, paracaidistas, bandas de guerra y mensajes tan faltos de fervor nacional como una comida sin sal. Y a manera de adoctrinamiento, como todos los años, el Himno Nacional suena al mediodía todo el mes.

La realidad es que la independencia nos ofrece hasta el momento la sensación de un fracaso. Han pasado doscientos años para nada.

“Estábamos mejor cuando estábamos peor”, podría llamarse el cuadro.

La modernidad, la tecnología y los bajos instintos nos tienen viviendo una vida alocada donde la ley es una reliquia y el libre albedrío justifica todo, hasta aberraciones.

Todo lo que sustenta una sociedad se ha venido abajo. El ser humano, la familia, la Iglesia, la justicia, los valores morales, la educación.

El sentimiento patriótico se saca de la caja con el rótulo que dice “Ábrase el 1 de septiembre”, y una vez pasado el 15 de septiembre se almacena nuevamente en el fondo de la bodega hasta el siguiente año, en las mismas fechas. El resto del mes únicamente persistirán las dizque ofertas comerciales, y el himno al mediodía.

Es de esperar que al ciudadano le importa poco esta celebración. El patriotismo, el orgullo de pertenecer a una nación, es un concepto pasado de moda. Ya el sentimentalismo no tiene cabida en estos corazones marchitos de esperanza. Al pueblo le interesa lo material venga de donde sea y como sea.

Pasamos de la opresión de la Colonia a otra peor, la política, que nos envenena y divide. Por eso la sensación de fracaso luego de doscientos años. La libertad, independencia y emancipación siguen siendo solo un ideal. Las ataduras como que aprietan más.

Pero ese es el destino que nos hemos creado. Hemos entregado nuestra voluntad a lo fácil, a lo insustancial, a lo efímero. Estamos vacíos de virtudes. Por eso no tenemos aspiraciones sublimes, nos basta pasar bien el rato, vivir al día, mostrarnos en selfis y que nos den muchos likes.

Aquí nos hacen creer libres y soberanos un mes al año. El Himno Nacional al mediodía es parte de la motivación.