03/12/2024
12:01 AM

¿Quiere ser narrador deportivo?

San Pedro Sula, Honduras.

Si usted quiere ser la nueva estrella de la narración recuerde que si comparamos lo que ve por televisión con lo que dicen por radio son dos cosas totalmente diferentes.

Por eso no creo que sea muy difícil ser narrador deportivo de radio. Basta con hacer una lista de los requisitos básicos que debe reunir todo aquél que quiera adentrarse en el veloz mundo de las narraciones deportivas.

Uno de los más importantes es carecer de un lenguaje abundante ya que al narrar fútbol entre más repita una palabra, mucho mejor.

Veamos lo que dice el locutor cuando comienza cualquier encuentro: “¡Se inició, se inició, se inició, se inició, se inició, se inició, se inició el partido!”

El hombre repite un mínimo de siete veces lo mismo (se inició), supongo que con el criterio de que quienes lo escuchamos somos sordos o idiotas y no podemos entender que se inició el partido con sólo que lo diga una vez.

Otro de los requisitos importantísimos para ser narrador es pronunciar la letra R en forma exagerada. “El parrrrrrtido, el parrrrrrrtido, el parrrrrrrtido, el parrrrrrtido se encuentrrrrrrrrra en el minuto trrrrrrrreinta y trrrrrrrrres y el marrrrrrcador, el marrrrrrrcador, el marrrrrrrcador, el marrrrrrcador, el marrrrrrrcador, sigue cero porrrrrrrrrrrrr cero. Cero porrrrrrrrr cero el marrrrrrrrrrrrcador, cero porrrrrrrrrrr cero. Recuerde, ¡la letra R es vital!

El partido avanza, usted está tratando de entender qué es lo que dice el locutor (además de letras R) cuando de repente la transmisión es interrumpida por una sirena de alarma tipo bombardeo (aaaaaaaaaa aaaaaaaaaaa aaaaaaaaa aaaaaaaaaa) ¡última hora, última hora!

Las personas más o menos bien informadas suponen que las guerras en Irak o Siria se han intensificado y que, a lo mejor, una “tendalada” de bombas está cayendo sobre lo que queda de algunas ciudades. Pero no, nada de eso (afortunadamente) se trata nada más de que uno de los jugadores que se encuentra en la banca empieza a calentar y a lo mejor se va a producir un cambio.

Antes de que nuestra respiración logre normalizarse después del susto de las sirenas, el locutor nos regala con un prolongado grito de gooooooooooooooooooooooooooool (toma aire y de nuevo) goooooooooooooooooooooooooool, gol, gol, gol, gol, gooooooooooooooooooool!.

Por haber puesto las sirenas el locutor se perdió de narrar la jugada que condujo al goooooooooooooool. Usted, que adora a su equipo y que no tiene manera de saber de quién diablos es el gol, se pone a rezar para que no sea en contra suya y para que, además, el aire se le termine pronto al locutor y finalmente diga de quién es el maldito gooooooooooooooooooool.

Por qué no puede decir rápidamente, al instante, quién anotó. ¿Cree el narrador que reteniendo la información el partido es más emocionante? O, pueblerinamente, ¿pensará que si no dice lo que tiene que decir (quién anotó) él es aún mejor locutor?

¿Será el fútbol la única actividad en el mundo en la que reteniendo los datos del informador es mejor? ¿Quién les habrá dicho eso? ¿Pensarán que un partido de fútbol es como una telenovela en la que el suspenso es casi obligatorio?

No digamos lo que tenemos que decir, no informemos. En lugar de eso hagamos ruidos raros, gritemos muchas veces la misma palabra (goooooooooool) por si alguien lo había olvidado) y tengamos en ascuas al respetable público.

Los avances tecnológicos han capturado a la juventud. Ahora podemos ver las transmisiones de televisión en toda clase de dispositivos como tabletas y teléfonos inteligentes, ya no se puede engañar a los oyentes.

El declive de la radio es inevitable, los locutores a la antigua deben de saberlo y sobre todo los nuevos (usted inclusive si se anima).

Escuchen la radio de países más avanzados y verán que también en eso el mundo ha evolucionado.