En esta emergencia mucho se ha hablado de la pésima situación del sistema de salud pública del país, y toda la población se ha considerado en la capacidad de opinar y dar soluciones para enfrentar la pandemia.
El sistema de salud es precario desde hace décadas. Ha sido una asignatura pendiente de todos los Gobiernos. Lo que sucede es que ha sido para la gente pobre, y estos no tienen voz.
La pandemia ha hecho colapsar los sistemas de salud de potencias mundiales. ¿Cómo se les ocurrió que aquí, en este país tercermundista, no podía pasar lo mismo? Por favor, hay que situarse!!
Pero ¿qué sucedería si el sistema de salud se queda sin sus médicos ya sea porque están en cuarentena, mueren o renuncian?
Debe cuidarse la vida de ellos también, máxime que están en primera fila de batalla. Debe asegurarse que cuenten con todo el equipo de bioseguridad necesario para no contagiarse. Y esa debe ser una de las medidas más importantes que debe tomar el Gobierno. Protegerlos con implementos y equipo médicos, en cantidad suficiente, y de primera calidad. Se han visto en las calles a militares y funcionarios con mejor equipo de protección que el que les dan a los médicos.
Ellos también tienen temores, tienen familias, y tienen necesidad de su trabajo para sacar adelante sus vidas. Muchos asisten a sus labores aterrorizados por la posibilidad de contagio, la mayoría han tenido que comprarse equipos de bioseguridad con sus fondos, porque en sus lugares de trabajo no existen. Ya murió una colega y hay varios contagiados en cuidados intensivos.
La economía del país es importante, pero el sistema de salud es más importante en los actuales momentos tener capacidad de hacer test a los contactos de un positivo, mejorar las UCI existentes y crear más.
Y por sobre todo debe preservarse la salud de médicos y enfermeras. Ellos están allí al frente, adonde nadie quiere estar en estos momentos. Y no es correcto utilizar el juramento hipocrático como chantaje. No se trata de cobardía. Son seres humanos como cualquiera, y no quieren morir. No son carne de cañón. Aquí no es cuestión de hidalguía o romanticismo. No es una película, es la vida real. Estudiaron para salvar vidas, no para morir en el intento.
Son el frente de batalla. Y el Gobierno debe protegerlos al máximo!!!
El sistema de salud es precario desde hace décadas. Ha sido una asignatura pendiente de todos los Gobiernos. Lo que sucede es que ha sido para la gente pobre, y estos no tienen voz.
La pandemia ha hecho colapsar los sistemas de salud de potencias mundiales. ¿Cómo se les ocurrió que aquí, en este país tercermundista, no podía pasar lo mismo? Por favor, hay que situarse!!
Pero ¿qué sucedería si el sistema de salud se queda sin sus médicos ya sea porque están en cuarentena, mueren o renuncian?
Debe cuidarse la vida de ellos también, máxime que están en primera fila de batalla. Debe asegurarse que cuenten con todo el equipo de bioseguridad necesario para no contagiarse. Y esa debe ser una de las medidas más importantes que debe tomar el Gobierno. Protegerlos con implementos y equipo médicos, en cantidad suficiente, y de primera calidad. Se han visto en las calles a militares y funcionarios con mejor equipo de protección que el que les dan a los médicos.
Ellos también tienen temores, tienen familias, y tienen necesidad de su trabajo para sacar adelante sus vidas. Muchos asisten a sus labores aterrorizados por la posibilidad de contagio, la mayoría han tenido que comprarse equipos de bioseguridad con sus fondos, porque en sus lugares de trabajo no existen. Ya murió una colega y hay varios contagiados en cuidados intensivos.
La economía del país es importante, pero el sistema de salud es más importante en los actuales momentos tener capacidad de hacer test a los contactos de un positivo, mejorar las UCI existentes y crear más.
Y por sobre todo debe preservarse la salud de médicos y enfermeras. Ellos están allí al frente, adonde nadie quiere estar en estos momentos. Y no es correcto utilizar el juramento hipocrático como chantaje. No se trata de cobardía. Son seres humanos como cualquiera, y no quieren morir. No son carne de cañón. Aquí no es cuestión de hidalguía o romanticismo. No es una película, es la vida real. Estudiaron para salvar vidas, no para morir en el intento.
Son el frente de batalla. Y el Gobierno debe protegerlos al máximo!!!