A nueve meses de estar en el poder, la alianza del Partido Libertad y Refundación y el Partido Salvador de Honduras, el primero dirigido por Manuel Zelaya Rosales y el segundo por Salvador Nasralla Salum, ya se anunciaba desde su principio su ruptura.
Pues la mano izquierda de Zelaya aprieta más fuerte que la débil mano derecha de Nasralla. Pues el primero es el primer caballero de la presidenta de la república, Xiomara Castro, y el segundo es un primer designado presidencial que lleva todas las de perder.
La ignorancia y desconocimiento de Nasralla en el campo de la política vernácula lo tiene frustrado y descontrolado al denunciar que Zelaya le mintió porque le ofreció que él iba a gobernar más tiempo que la propia presidenta Castro.
Mel se las sabe todas como político de oficio y las experiencias que le dejó el golpe de Estado le enseñaron a desconfiar hasta de su propia sombra y a usar cualquier tipo de artimaña para controlar todo lo que “huela” a amenaza que desestabilice el poder.
Ambos brindaron juntos el triunfo de esta alianza que los llevó a la Casa Presidencial, pero Nasralla nunca tuvo la oportunidad de encontrar sola a la gobernante Castro para tratar asuntos de los intereses personales de este designado presidencial, pues su esposo y caballero a la vez es quien graba todo tipo de entrevistas.
Motivo por el cual comenzó esta separación del “señor de la televisión” y el “bigote olanchano”, y ahora Libre tiene que negociar con los dirigentes del Partido Liberal para llenar este vacío político y con más sumas de diputados. Mientras, este aspirante “salvador de Honduras” será aún más opositor y comenzará a gritar desde las afueras de la Casa Presidencial en un país llamado Honduras.
