“Quiero que todos los días sean año nuevo para mí. Quiero ajustar cuentas conmigo mismo y renovarme cada día”: Antonio Gramsci.
Las fantasías e historias de ciencia ficción son motivadas por el concepto de hacer viajes hacia el pasado o el futuro en el tiempo; en la realidad se enfrentan curiosidades del pasado o temores del futuro, si pudiéramos retroceder el tiempo todos quisiéramos volver a empezar y tomar mejor rumbos y decisiones de lecciones aprendidas, muchas personas actúan como si tuvieran todo el tiempo del mundo y otras como si nunca más fuera a tener otro día más.
En tiempo pasado las personas mayores de 60 o 70 años eran merecedoras de respeto y honor, pero hoy en día la sociedad se ha vuelto esquiva con ellos, como si nunca hubiera alguien que no vaya a envejecer; la tercera edad no es una enfermedad si hay diferencias y problemas específicos pero la edad solo es un número, es actitud, entrega, pasión, que nada ni nadie le intimide por su edad, color, raza; es tiempo de cambiar el corazón, la vida, los hábitos en estos últimos años han cambiado la tecnología, política, la innovación, progresos, la población mundial.
Antes los niños jugaban en la tierra con canicas, trompo, hoy en día es con teléfonos celulares, la elevación del nivel del mar es el resultado del cambio climático y calentamiento global, la vida después de la pandemia.
Hemos visto los cambios en el modo de pensar y actuar de la gente en todos los planos de la sociedad.
Las personas viven inmersas en sí mismas, sus preocupaciones. “Yo sé, Señor, que nuestra vida no nos pertenece; no somos capaces de planear nuestro propio destino”, Jeremías 10:23 NTV.
Los tiempos cambian, pero su palabra es eterna y la fe es la sustancia de una experiencia que trae buenas noticias del reino en salud, prosperidad, testimonios de hijos que son herederos de un Reino eterno.
