08/11/2025
12:16 AM

La ciudad y sus líderes

San Pedro Sula crece a pasos rápidos y ese ritmo apresurado no se detiene. Es en efecto una pujante región económica entrelazada con el resto del país y con los mercados internacionales. Pero además de esa faceta positiva, hay un lado negativo. El problema está en que ese crecimiento cada vez deja de ser ordenado y sustentable, creando situaciones que lejos de apoyar el mismo crecimiento se convierten en obstáculos para un desarrollo sano para todos. Pero aún más grave que lo anterior, es el hecho que desde el liderazgo de la ciudad no se ven ni atisbos por querer y poder cambiar esta situación. Tanto el gobierno municipal como las organizaciones sociales con peso en la ciudad tienen otras agendas y no perciben del daño que está ocurriendo en la ciudad.

En efecto, solamente basta ver los llamados barrios marginales que se ubican en las zonas más vulnerables de la ciudad, las partes bajas, las orillas de los ríos o las laderas de la montaña, para tener ese otro lado de la moneda y darse cuenta de lo desigual que resultan los procesos de crecimiento que estamos viviendo. Pero el problema ya no solamente es en los estratos menos desfavorecidos de la ciudad. Ahora lo vemos en el mismo casco urbano de la ciudad donde la vida ahora se desarrolla de manera insegura por el hecho que no hay una gestión moderna de los espacios y el entorno. Parece que todo es permitido y que no existen límites a los abusos contra el ciudadano, el bosque, las fuentes de agua. Al parecer todo lo que concierne a la administración pública está infectado por elementos que conducen solamente a decisiones opuestas a criterios de sostenibilidad. Más bien las decisiones que desde arriba se toman en algunos casos más bien vienen a agravar los problemas o a crear nuevos.

Los gobiernos municipales de los últimos años tampoco han tenido la capacidad política para producir ese cambio. Todo se ha agotado en lidiar con los mismos problemas de la burocracia municipal, descuidando los verdaderos problemas del municipio. Es tal que hoy en día ni una función básica como es la provisión de un servicio de recolección de basura se puede realizar con puntualidad y eficiencia. Todo pinta a que no tendremos ningún punto de inflexión en los próximos años. Los que llegan, las instituciones, los incentivos y las motivaciones son los mismos.

Seguro que necesitamos de muchas obras físicas pero más que eso necesitamos de un gobierno municipal de manos limpias: que con un alto criterio de transparencia priorice las necesidades y ejecute las obras, que con el ejemplo provoque un cambio en todos los ciudadanos. No podemos seguir erigiendo obras que solamente son de prestigio para los gobiernos municipales y que no vienen a solucionar los problemas de los ciudadanos. Ojalá y tuviéramos un gobierno con la capacidad y voluntad de separar lo urgente de lo importante, dedicado a trabajar en temas importante para hoy y para el mañana de la ciudad.