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La centralización y el burocratismo

  • 28 agosto 2022 /

Uno de los mayores problemas de nuestros sistemas gubernamentales, académicos, corporativos y de servicios es la centralización excesiva.

Esta deviene de que la mayor parte de nuestras instituciones fueron formadas y estructuradas verticalmente, iniciando desde la cabeza y luego desarrollando su cuerpo.

Por tanto, la “oficina central”, “la capital” o “el jefe” tienden a entumecer y adormitar la agencia, tanto a los órganos subalternos, regionales o locales, como a los mismos miembros individuales y a quienes interactúan con la organización.

Un ejemplo paralelo claro es el desarrollo del marxismo - leninismo en la práctica.

Usando el fin de una sociedad sin clases ni gobierno (objetivo final) se define una dictadura de la clase proletaria de Marx, se pasa a la dictadura de una vanguardia más pequeña (el partido) de Lenin, y finalmente a un líder de este partido (Stalin) acompañado de un fenómeno que llamaban “burocratismo”.

La sociedad sin clases se volvió en una organización extremadamente centralizada.

Una manifestación es concentrar la mayor cantidad de competencias, conocimiento y relaciones interinstitucionales al nivel más alto posible.

En estos órganos superiores también se arroga funciones la cabeza o presidente, suplantando el principio de colegialidad teórico.

La segunda es quitar a los individuos (empleados, agentes, clientes, etc.) la autoridad y capacidad de resolver y decidir.

Combinando ambos temas resulta que las personas o las organizaciones locales pueden actuar muy poco a su nivel, o ni siquiera acceder a una decisión.

Este efecto se ve magnificado en la medida en que tenemos más distancia de las grandes ciudades o de las cabezas de las organizaciones, acrecentando el efecto de la marginalidad de los lugares más desaventajados.