08/10/2024
09:50 PM

La búsqueda de fortuna

Salomón Melgares Jr.

Carlos tiene trabajos esporádicos y apenas sobrevive cada mes. Un día, mientras limpiaba el ático de su abuelo, él se topó con un viejo mapa oculto dentro de un diario polvoriento.

El mapa supuestamente conduce a un tesoro escondido que vale miles de millones de dólares. Emocionado pero escéptico, Carlos comenzó a descifrar las pistas crípticas en el mapa. Con cada paso que daba hacia el tesoro, él se encontraba con obstáculos: cazadores de tesoros rivales, terreno traicionero y dudas sobre la legitimidad del mapa.

Después de un peligroso viaje colmado de contratiempos y arrebatos de duda, Carlos finalmente llegó al lugar designado marcado en el papel: una cueva aislada en lo profundo de un bosque.

Como explican los entendidos, a lo largo de la vida, especialmente cuando comenzamos a tener deseos y a darnos cuenta de que el dinero es un factor importante en la rutina de vida, es cuando empezamos a preguntarnos cómo obtenerlo, o de qué manera podemos ser acaudalados materialmente.

Esto llevará consigo el apremio de sobrepasar obstáculos: intentar escalar, hacer horas extras, tener dos trabajos, hacer algo en el tiempo libre u otro tipo de actividades, ya sea en la internet o incluso vendiendo cosas que no se utilizan o buscando tesoros escondidos. Pero, ¿cuántos de nosotros tenemos esa misma actitud hacia lo espiritual? o ¿cuántos de nosotros aspiramos a tener mucho en el cielo y a ser acaudalados de corazón?

Jesús dijo: “No almacenes tesoros aquí en la tierra, donde las polillas se los comen y el óxido los destruye, y donde los ladrones entran y roban. Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar” (Mateo 6:19-20, NTV). Que lo espiritual (es decir, la verdadera fortuna) sea lo primero que nos venga a la mente cuando enfrentemos la tentación de amar al dinero y el apetito de ser grandes solamente desde el punto de vista material.