No eres una simple casualidad, ni un error de tus padres luego de un poco de licor o un instante de placer, ni mucho menos un hombre allí arrojado en el mundo como afirma el filósofo Heidegger.
Tampoco eres, solo preocupaciones, problemas, dificultades, ni eres una carga para las personas, no te define un cuerpo, ni tu situación social, cultural, familiar entonces ¿joven quién eres? Cuanto bien nos haría esta pregunta a nuestro pueblo hondureño y más cuando el 70% de nuestra población es relativamente joven.
Y por más que buscas, en las cosas, en el mundo o en la ciencia, el único que puede darte la respuesta es Dios tu creador pues eres el ser más bello y único de toda la creación, eres la persona más importante en toda la faz de la tierra y como no decirlo, de Honduras. Claro tienes un cuerpo aquel con el que pueden contemplar cada cosa en este mundo material, a través de tus sentidos, del tacto, ojos, gusto etc.
Y no puede dejar a un lado que tienes un alma, por eso piensas, meditas, tienes emociones y lo más lindo dentro muy dentro de tu alma habita Dios y quien te ha dado todo esto, Dios (Sal 139, 13-14) David cuenta como en lo oculto de la vida, formaba cada parte de ti; el Génesis nos cuenta, como hace la creación y la comparte con nosotros para que vivamos, por eso estas aquí en este lugar, país, departamento, ciudad, con un sin número de cualidades, valores, no por pura casualidad. “Dios decidió darnos vida a través de la palabra de la verdad para que fuéramos lo más importante de todo lo que él ha hecho” (Santiago 1, 18).
Y así pensó en tu raza, cuerpo, ojos, ciudad, nación, por una simple afirmara san Juan Pablo II para: “construir con nosotros una sociedad con valores, principios, los cuales ha guardado en nuestro corazón” pero para eso es necesario convencerte de ¿qué eres? ¿quién eres? Y ¿a qué estas llamado? Un hijo de Dios, no eres un huérfano, sino que tienes un padre que desea construir la ciudad de Dios, de tu mano.
