Según las Naciones Unidas, 1,200 millones de niños en todo el mundo se han quedado sin ir a la escuela por la pandemia, y eso podría hacer crecer enormemente la inequidad dentro de los países, y entre los países ricos y los países en desarrollo.
En América latina, solo el 34% de los estudiantes de la escuela primaria, el 41% de los de secundaria y un 68% de los de la educación terciaria tienen acceso a computadores con Internet en sus casas, segun otro estudio de la Ocde. En Estados Unidos y Europa, la cifra es del 76%. La creciente disparidad educativa acelerada por covid-19 puede condenar a muchos países a la mediocridad, o a la pobreza, durante varias décadas. A medida que nos sumergimos más en la economía de Zoom, con más gente trabajando desde casa, más comercio electrónico y más robots haciendo trabajo manual en las fábricas, la educación será más importante que nunca.
Es por eso que es tan importante que todos conozcan la fantástica labor del Khan Academy (Khanacademy.org), una plataforma de aprendizaje en línea gratuita que ayuda a millones de estudiantes en todo el mundo a resolver sus problemas de matemáticas, ciencias y otras materias en inglés, español, portugués y otros idiomas. Es una organización notable, que fue creada en 2008 por Salman Khan, un conocido innovador social de Sillicon Valley. La compañía sin fines de lucro, de 200 empleados, tiene como lema: “Educación gratuita para cualquier persona y en cualquier lugar”.
Desde el comienzo del covid-19 en febrero, la Academia Khan vio aumentar su número de estudiantes registrados de 90 millones a 107 millones en todo el mundo. Decenas de millones más usan la plataforma solo para aprender una o más lecciones específicas sin registrarse como estudiantes regulares.
He seguido la trayectoria de Khan durante años, y escribí sobre él como uno de los grandes innovadores sociales del mundo en mi libro de 2014 Crear o morir. A diferencia de Mark Zuckerberg y otros innovadores que crearon plataformas de Internet gratuitas y luego las monetizaron, Khan no permite avisos ni permite la venta de datos en su plataforma. La Academia Khan vive exclusivamente de las donaciones de más de 200,000 personas y corporaciones. En una entrevista días atrás, Khan me dijo que comparte los temores de las Naciones Unidas sobre el aumento de la inequidad por el cierre de las escuelas.
“Varios estudios muestran que durante los tres meses de vacaciones de verano los estudiantes no solo dejan de aprender, sino también se olvidan de lo aprendido,” me dijo Khan. “Ahora, con el covid-19, los estudiantes habrán estado fuera de la escuela durante cinco o seis meses. Sus conocimiento se volverán obsoletos”.
Agregó: “Esto podría llevar no solo a seis meses de aprendizaje perdido, sino a un año entero de aprendizaje perdido. Entonces, cualesquiera que sean las desigualdades que ya existían antes del covid-19, es muy posible que se acentúen ahora”.
Es por eso que es urgente que los estudiantes que se están quedando atrás en el aprendizaje en línea comiencen a usar los videos de la Academia Khan. Y también es preciso que los países y las escuelas inviten a la Academia Khan a sincronizar sus videos con sus programas de estudios. En Brasil, México y Perú, algunas escuelas ya lo están haciendo. Pero en otros, como Argentina, este recurso masivo y gratuito de aprendizaje en línea es en buena parte desconocido, o está prohibido por presión de sindicatos de la izquierda jurásica que se oponen a cualquier tipo de innovación educativa. En lugar de quedarse sentados sin hacer nada, o esperar soluciones mágicas, los Gobiernos y las escuelas deberían aprovechar estos videos educativos de la Academia Khan y encontrar la forma de hacerlos llegar a los estudiantes más pobres. Es un gran recurso que ya existe, funciona, y es gratuito.