12/11/2025
08:45 AM

Cómo combatir la violencia

El escritor A. Hortelano nos ha regalado una oración para pedir ayuda sobre la violencia, en donde expresa muy bien la seriedad de este terrible flagelo que ha cambiado en alto grado la historia de la humanidad y ha sido la consecuencia nefasta de millones de muertes. En nuestro país se ha agudizado a tal extremo que somos de los países más violentos de mundo. Con el nuevo Gobierno esperamos cambios positivos.

La oración dice así: “Señor, uno de los problemas más graves que nos ha angustiado siempre, y ahora tal vez más, es el de la violencia. La violencia es algo instintivo en el ser humano, pero no como algo primario. Eso está reservado al amor. La violencia es reactiva: cuando nos sentimos acorralados, reaccionamos violentamente. Y desgraciadamente, Señor, hay muchas personas que se sienten acorraladas.

Hay quienes a priori, renuncian al amor y quienes piensan que el atajo de la violencia es más rápido y eficiente. Y así llegan a dignificar la violencia por la violencia, pero las consecuencias son dramáticas. Los hombres, Señor, no solo no hemos logrado vencer a la muerte, sino que a veces matamos con mayor saña que los animales. Algunas matanzas que ha habido en la historia pasada y reciente nos producen escalofrío. Ahora mismo los estados gastan millones y millones de divisas en armamento, mientras siguen sin resolverse problemas tan urgentes y fundamentales como el hambre, la enfermedad, la vivienda, el analfabetismo. ¿Tendrá remedio esta humanidad nuestra? ¿Nos seguiremos matando unos a otros? ¿Terminará todo en una masacre gigantesca? ¿Qué es lo que nos pasa, Señor? Porque, en realidad, el silencioso hombre de la calle está cansado de tanta violencia.

‘Todos los días, en la clase de religión, meditamos lo que ustedes están haciendo. Pensamos en las madres que ustedes dejan sin hijos, porque se los matan y pedimos por ellas. Pensamos en las mujeres que dejan viudas, porque matan a sus maridos y oramos por ellas. Pensamos en los hijos que son como nosotros y que ustedes dejan sin padres, porque los matan y oramos por ellos. Pensamos en las novias que dejan sin esperanza de casarse, porque matan a sus futuros esposos y pedimos por ellas. Pensamos en que matan y oramos para que mirando sus manos manchadas de sangre comprendan que han matado y destrozado a familias. Oramos para que se arrepientan y no vuelvan a hacerlo’.

Terminamos invitando a todos a orar por esta intención. Nosotros, Señor, te pedimos que lleguemos a pensar que es mejor convencer que vencer, y que no solo no hay que matar a nadie, sino que ni siquiera hay que insultar ni tener rencor ni... más aún, el Evangelio dice que debemos amar, incluso, a los enemigos. ¡Qué fuerte, Señor, pero qué elegante y auténtico!” .