Si no son noticias de crímenes horribles, son noticias de la cruda pobreza, de violaciones, a mujeres o niños y también de los derechos humanos, desnutrición, enriquecimiento ilícito, y sobre todo la corrupción en todos los niveles de gobierno.
O sea que me da una decepción escuchar de mi país, pero a pesar de todo eso malo no me puedo olvidar de Honduras. Es mi patria, allí crecí y estudié, allí están mis raíces, mi cultura, mis amigos y familiares, así que una parte de mí quisiera volver a esa tierra que tanto amo, pero por otra parte tengo miedo de regresar, tengo miedo de la violencia, que algo malo les pase a mis hijos o a mí.
Como le digo, yo quisiera volver a mi país y ayudar en algo, pero me siento impotente ante la corrupción y me da miedo por la seguridad de mi familia, mis hijos quieren ir a conocer mi país, pero hasta eso me da miedo, o sea ir como turista. Es decir que yo mismo me he impuesto un autoexilio por la condición tan precaria que se vive allá.
Quiero decirle que me gusta su columna. En medio de ese clima tan negativo que se respira, usted ofrece artículos que son inspiradores, educativos y que llenan o dan algo de esperanza. Así que el propósito de este e-mail es felicitarla por venir dando un enfoque positivo y sembrando esperanza, estilo que está en contraste con la manera tan negativa que la prensa hondureña da las noticias”.
Esto es lo que proyectamos en el exterior... ¿Cuándo nos darenos a conocer por cosas positivas? ¿Cuándo amaremos realmente a nuestra Honduras?