24/04/2024
12:27 AM

¿Hay aplausos en el cielo?

En muchos lugares hay una auténtica obsesión para medir resultados, éxito, escuchas, audiencia.

Mimí Nasthas de Panayotti

En muchos lugares hay una auténtica obsesión para medir resultados, éxito, escuchas, audiencia. Cada canal televisivo mide continuamente el nivel de seguimiento de sus programas. Si un locutor o un argumento aumentan el “rating”, es promovido. Si lo disminuye, es marginado de golpe, o poco a poco. La prensa mide cuántos suscriptores hay, cuántas personas leen este periódico en comparación con otros.

En el mundo de internet también hay fiebre por saber cuántos accesos se produaen al día, a la semana, al mes, al año, en la propia página. Existen secciones que llevan como título “lo más leído”, “lo más visto”, “lo más escuchado”,...

Los gobiernos y los políticos viven bajo la manía de las encuestas. ¿Qué nivel de aprobación otorga la gente a este político, a esta ley, a esta decisión del presidente o del ministro?
El P. Fernando Pascual dice: En el cielo, ¿hay algo parecido? ¿Existe entre ángeles y arcángeles encuestas, aplausómetros, números, para valorar a las personas que vivimos en la tierra? ¿Hay allá algo parecido a internet, donde se indique el número de accesos que los habitantes del mundo celeste realizan respecto de los seres humanos?

Porque entre los ángeles obtendría un “aplauso” muy bajo lo que realiza un deportista famoso en la tierra, pero mediocre en su vida espiritual. Porque los “aplausos” se dispararían hasta el infinito ante esa señora pobre y olvidada en las estadísticas terrícolas, pero que todos los días hace mil sacrificios llenos de cariño para atender a su hijo enfermo.


Si hubiera un “aplausómetro” en el cielo nos daría muchas sorpresas, y nos permitiría abrir los ojos a lo importante, a lo que sirve en el tiempo y en lo eterno. Entonces dejaríamos de lado tantos asuntos pequeños, casi mezquinos, que nos obsesionan en nuestro mundo humano. Y descubriríamos los temas realmente importantes, los corazones grandes, las hazañas que merecen ser reconocidas, según la única medida que vale eternamente: el amor que tengamos hacia nuestro Padre Dios y hacia los hombres y mujeres que viven a nuestro lado.

Especialmente en los momentos actuales.