18/04/2024
05:22 PM

Militar no significa jugar

La norma lingüística es la actuación social de una lengua.

Cándido Alvarado

La norma lingüística es la actuación social de una lengua. Se trata de todas aquellas realizaciones lingüísticas que practica una comunidad en concreto; es una convención social en el uso deseable de una determinada lengua, especialmente derivada de una lengua estándar que es una variedad ampliamente difundida y en general comprendida por todos los hablantes, la lengua estándar es la forma usada en contextos científicos, profesionales.

La forma más conocida de norma lingüística es la lengua prescriptiva. Como vemos, la norma no es ningún dialecto, tampoco se trata de diasistemas. Donde sea se sabe lo que significa “niño”, pero si un español escucha “ese pelaíto es inquieto” no comprenderá nada porque “pelaío” es un regionalismo (niño) en Colombia y otros países de Sudamérica, y no lo recoge la norma lingüística.

Si decimos “cóctel, vídeo, icono” aquí y en cualquier parte del planeta de habla española se sabrán los significados; pero para nuestra norma lo que se dice es coctel, video, ícono (con tilde), y es correcto.

Con frecuencia, los comunicadores deportivos se salen de la norma lingüística local, veamos: “En el regreso a los entrenos, el técnico Álvaro Cervera no estuvo debido a los protocolos de salud luego que varios jugadores dieron positivos covid-19”, “El central uruguayo será el último en incorporarse a los entrenos con el Marathón”, se nota que el redactor insiste en el “entreno”, palabra que aunque es de la lengua estándar no se estila en nuestra norma; aquí lo usual es entrenamiento.

En el español estándar, militar es “servir en la guerra o en el ejército”, “Pertenecer a un grupo político o movimiento”: “Siempre militaste en el FRU”. Un ejemplo de este abuso es “Hondureños militarán en la primera división portuguesa en la temporada 2020/2021: Jorge Benguché, Bryan Róchez y Jonathan Rubio” en el que lo normativo es “Hondureños que jugarán en la primera división portuguesa: Jorge Benguché, Bryan Róchez y Jonathan Rubí.