19/04/2024
08:06 PM

Te queremos estudiando

Elisa Pineda

Comenzaron las clases en los niveles de prebásica, básica y media en el sistema educativo hondureño, con grandes desafíos. Dos de ellos: mejorar la cobertura y, además, la retención educativa.

De acuerdo con datos publicados en medios de comunicación, el año pasado el 14 por ciento de la población que debía asistir a clases quedó marginado del sistema, un poco más de 375,000 niños y niñas, entre seis y 17 años.

Además de quienes quedaron excluidos desde el inicio, entre el cinco y el ocho por ciento de la población matriculada abandonó la escuela, nos han contado las noticias.

La retención en el sistema educativo es vital, por ello es necesario el desarrollo de campañas de concienciación sobre la relevancia de asistir a la escuela, tal y como está haciendo la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) en Honduras junto con la Secretaría de Educación.

“Te queremos estudiando” es el mensaje central que busca motivar la matrícula, reinserción y permanencia de la población en edad escolar en el sistema educativo. Adicionalmente, hay un arduo trabajo para mejorar las condiciones educativas.

¿Qué factores juegan en contra? La infraestructura deficiente, las malas condiciones de acceso a agua y saneamiento de muchos de los centros educativos, la violencia en la comunidad y en la escuela, así como una preparación docente con muchas oportunidades de mejora son algunos. Lamentablemente, en la considerada cuarta revolución industrial, marcada por la digitalización, en Honduras aún debemos pensar en la construcción de mobiliario sanitario y el acceso a agua potable en muchas escuelas, al mismo tiempo que en computadoras e internet. Esta realidad es una verdadera ancla al subdesarrollo, que será cada vez más pesada en la medida en la que no se resuelvan las situaciones descritas.

Al mismo tiempo, es indispensable hacer un trabajo de concienciación en la comunidad, de manera especial con los padres de familia y con los encargados de los niños y niñas, que muchas veces son familiares, amigos o instituciones, dada la desintegración familiar producto de la irresponsabilidad en algunos casos, de la violencia o la migración.

Si no existe un cambio de pensamiento, que valore la educación para alcanzar mejores niveles de desarrollo individual y colectivo, los avances no serán los esperados.

Esto significa que los padres y encargados dejen atrás frases como “para qué estudiar, si lo que ocupamos es que trabajes rápido” o “para trabajar no se necesita ir a la escuela”, que son ideas erróneas que se fortalecen precisamente con la ignorancia, la desesperanza y las necesidades urgentes no satisfechas.

Además, los ejemplos cotidianos de quienes logran obtener dinero por la vía expedita, pero también ilegal, reforzados con teleseries populares que convierten en héroes y heroínas a quienes son todo lo opuesto, logran esa empatía que muchas veces no alcanza la escuela. El asunto no es fácil.

Se trata, entonces, de mejorar la realidad que implica la facilidad de acceso, la infraestructura escolar adecuada, la calidad educativa, la seguridad, pero también es fundamental modificar paradigmas, ideas arcaicas y otras nuevas erróneas, recién adquiridas -como aquella de que los videos tutoriales nos enseñan más que la escuela- para lograr un avance en educación y con él, mejorar nuestras condiciones de desarrollo.

Por ello, el llamado “te queremos estudiando” es tan válido e importante. Ojalá se convierta en una campaña permanente y se amplifique a través de otras organizaciones. Está en juego mucho más que un año lectivo, se trata del desarrollo de las personas y de toda una nación.