25/04/2024
02:29 AM

Congreso de la Lengua

Juan Ramón Martínez

Acaba de concluir en Sevilla, España, el XVI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua. Honduras por medio de la Academia Hondureña de la Lengua forma parte de esta asociación, única en el mundo, porque incluye países de todos los continentes. Yo asistí con dos académicos más representando a la AHL. Es una suerte de Naciones Unidas, de naciones que usan el español como lengua madre.

Los congresos se iniciaron en 1951 en México por iniciativa del presidente Alemán, gobernante de la hermana república azteca. Desde entonces, la Asale se ha fortalecido e incluso ha contado con el reconocimiento de todos los Gobiernos del continente que en 1962 suscribieron el Tratado de Bogotá, en virtud del cual cada uno de ellos se comprometió a dotar de sede a las respectivas asociaciones y proveerles de recursos económicos para su funcionamiento.

En Honduras, el convenio lo suscribió Villeda Morales y fue ratificado por el Congreso Nacional.Es decir, que es ley de la república. Sin embargo, solo hasta en el gobierno de Carlos Flores se le dotó de un edificio, ubicado en la calle La Fuente, mismo que fuera rehabilitado con el apoyo de la Cooperación Española. Y es durante el primer período de JOH que el Gobierno cumple, por primera vez, con su obligación de apoyar a la institución que vela por el idioma, eje central de nuestra identidad. Sin embargo, aunque el gobernante tiene probada buena voluntad, sus funcionarios subalternos inventan dificultades, desarrollan excusas y complican el cumplimiento de una obligación de Honduras como Estado firmante del Tratado de Bogotá. Incluso hay algunos ignorantes que dudan de la existencia de la AHL, en razón de la cual cada año mandan un nuevo funcionario para que constate que existe y que no es invento afiebrado de ningún académico, poeta, novelista, periodista o lingüista. Mejor suerte tienen otros grupos minoritarios –con diputados en el CN, que no tenemos– que los que usamos el español como lengua madre, la totalidad de los hondureños.

En la discusión de este tema expliqué que el Gobierno de Honduras cumple con sus obligaciones tardada y a regañadientes. No conté por pudor que se invierte más en fútbol que en el idioma, más en boberías e incluso en regalos que en la protección de la lengua, que nos da personalidad, y que, además, la AHL se preocupa por la enseñanza del español en escuelas, colegios y universidades, ahora bajo métodos propios del inglés.

Concluido el estudio, lo haremos de conocimiento de las autoridades. Para entonces, Finanzas comprenderá que no somos invento de ningún diputado, que no nos malquiere la Maccih y que, además, cumplimos a nombre de Honduras unas tareas que nos vinculan y nos hermanan en la forja de sistemas, métodos y diccionarios unificadores que nos hacen uno, en un continente que ha hecho del español su pasaporte de identidad y ad honorem. Aunque no estoy del todo de acuerdo con Platón, cuánto nos falta que en los órganos de Gobierno trabajen los más cultos, pues las cosas serían mejores y no habría necesidad de recurrir al “amiguismo”, ya que todos los funcionarios cumplirían eficientemente sus obligaciones.