Dicha cifra es la oficial, quizás la maquillada por el Estado para no alarmar a la ciudadanía, pero la realidad de los casos puede ser aún mayor por todas aquellas personas que no asisten al centro médico público y por tanto no se contabilizan en las cifras oficiales.
Es responsabilidad primaria del Estado a través de la Secretaría de Salud iniciar sin más retardo desde finales de este año la ejecución e implementación de todas las medidas preventivas posibles a fin de evitar que en 2020 tengamos que padecer una crisis igual o mayor.
Por supuesto que no todo se carga o se imputa al Estado, la ciudadanía juega un rol vital en esa prevención no bajando la guardia en la lucha frontal contra los zancudos a través de la higiene y limpieza permanente de todos aquellos lugares que potencialmente se pueden convertir en focos de contaminación y por tanto criaderos del temido insecto.
Que la fantasía y superficialidad de las luces navideñas no desenfoquen nuestra visión de realizar campañas reales de prevención a fin de que lo bien hecho ahora nos brinde la victoria en el mañana; solo adoptando una conducta preventiva y no reactiva es que tendremos éxito en esta lucha sanitaria. Que algo tan pequeño como un zancudo no se convierta en un temible gigante amenazando y atacando a niños, jóvenes y adultos.
Este es el tiempo para que estudiantes, profesionales, madres, padres, políticos, alcen su voz en las diferentes esferas de influencia y tomen acción contra este pequeño animal que puede ser una gran amenaza. Que nuestras acciones contra el zancudo sean más fuertes y efectivas que el veneno que porta dentro de él, no permitamos que el zumbido nos aturda dejándonos en inacción.