18/04/2024
04:25 PM

Honduras en tiempos de Trump

“Para ser como Taiwán, Singapur o Suiza hay que trabajar, ser honrado y, para eso, hay que cambiar.”

A nadie le puede gustar que el presidente de los USA se refiera a nuestro país como uno de los “shitholes countries”, tal y cual hizo recientemente. De poco consuelo nos sirve pensar que no solo hablaba de nosotros. Tampoco es del gusto de nadie que persigan a nuestros compatriotas ilegales como si fueran delincuentes. Finalmente, es odioso y hasta asqueroso que para llevar ante la ley a las bandas de narcotraficantes que se estaban apoderando del país, también hayamos tenido que recurrir a los USA.

Pero analicemos la situación desapasionadamente… la verdad es que en la mayor parte de las cosas el criterio que existe sobre nuestro país lo tenemos merecido.

Somos un país del tercero o cuarto mundo, lo hemos sido desde siempre y parece que no nos damos cuenta o que no nos importa. La culpa no es, desde luego, del territorio físico.

Cierto que nuestro subsuelo no tiene petróleo ni grandes yacimientos de diamantes o uranio, cosa que tampoco tiene Taiwán. Nuestro país es pequeño, la cantidad de tierras cultivables es relativamente poca, pero mucho menos tiene Singapur. Honduras es quebrado, tiene muchas montañas y pocos valles, construir carreteras es caro, difícil y complicado, pero es mucho peor el de Suiza.

¿Por qué entonces, si países con mucho menos pertenecen a los más ricos y desarrollados, nosotros ocupamos un distante y vergonzoso lugar? La culpa es nuestra, nosotros los hondureños, los de antes y los de ahora, todos somos los responsables.

¿Cuándo empezaron las cosas a ser así? ¿Desde cuándo estamos tercermundeados? Tiene que ser desde mucho antes del descubrimiento. Cuando vinieron los españoles nuestra “orgullosa herencia maya” no era más que unas cuantas tribus viviendo en chozas pajizas y con una agricultura elemental. Los españoles, con cuentas de vidrio y un poco de pólvora hicieron lo que les dio la gana y nosotros lo permitimos. Las cuentas de vidrio se han cambiado por pantallas led y celulares que nosotros usamos como si eso fuera desarrollo. En el fondo seguimos siendo los mismos, aunque la tabla yeso haya sustituido el adobe en las casas de algunos privilegiados. Nuestra mente sigue siendo la misma, por eso estamos como estamos y como creo que estaremos otros quinientos años más.

¿Por qué somos tan vagos, corruptos y mentirosos? No me diga que no, si no fuera así las cosas serían diferentes. Decimos amar a nuestro país pero no estamos dispuestos ni siquiera a un pequeño sacrificio por cambiarlo. No digo pagar impuestos, eso es una obligación. No me refiero a no tirar la basura en la calle, eso es ornato, aseo y moral. Me refiero a dejar de darnos de golpes en el pecho diciendo que amamos a Honduras.

No es cierto, si fuera así nadie nos llamaría como lo hace el presidente de los USA, nadie podría. La verdad es que no amamos a Honduras, que no nos importa y que nos da lo mismo lo que pase con ella con tal que nosotros podamos sobrevivir y aumentar nuestra cuenta de banco. A nadie le importó que los Cachiros o los otros o los otros casi tomaran el dominio del país a fuerza de traficar con drogas. Compraban autoridades, jueces y a quien se pusiera por delante sin que nadie dijera nada, por cobardía o dinero.

A nadie le importa nada, solo su propio bienestar. Por eso nunca seremos como Taiwán, Singapur o Suiza, porque para eso hay que trabajar y ser honrado y para eso tenemos que cambiar. ¡Qué vergüenza! Hay que reconocer que la culpa de todo es nuestra y de nadie más.