¿Repetirá Europa su pasado violento?
El intento de asesinato del primer ministro de Eslovaquia deja en evidencia la polarización extrema en Europa.
Foto: Radovan Stoklasa/TASR Slovakia, vÍa Associated Press
La policía detuvo a un hombre en el lugar donde dispararon al Primer Ministro Robert Fico en Handlova, Eslovaquia.
Por: Roger Cohen/The New York Times
Dmitri A. Medvedev, el ex Presidente ruso, comparó al hombre que disparó contra el Primer Ministro Robert Fico de Eslovaquia con el hombre que desató la Primera Guerra Mundial. Europa, sugirió, estaba una vez más al borde del abismo.
El hombre que disparó contra Fico, un líder nacionalista que favorece relaciones amistosas con Rusia, era “una versión patas arriba de Gavrilo Princip”, dijo Medvedev en X, antes Twitter. Princip fue un nacionalista serbobosnio que asesinó al archiduque Francisco Fernando en Sarajevo el 28 de junio de 1914, detonando la Primera Guerra Mundial.
La Europa de los imperios que se desmoronó entre 1914 y 1918 ya no existe, al igual que la Europa que la reemplazó y produjo el Holocausto. En su lugar surgió la Unión Europea, laboriosamente construida, de 27 miembros, incluida Eslovaquia, con el objetivo de imposibilitar la guerra en un continente devastado durante mucho tiempo.
Sin embargo, los indicios de violencia en ciernes van mucho más allá del tiroteo contra Fico el 15 de mayo.
Europa está cada vez más dividida. Al igual que en Eslovaquia, esa división opone a los nacionalistas anti inmigración contra los liberales que ven en la extrema derecha una amenaza al Estado de derecho, la libertad de prensa y la democracia. En este ambiente político ya no hay opositores, sólo enemigos.
Elites urbanas liberales occidentales
El intento de asesinato de Fico “demuestra a dónde puede conducir esa polarización”, dijo Jacques Rupnik, un politólogo francés. “Esto es algo sobre lo que las sociedades europeas, y también Estados Unidos, deben reflexionar”.
Fico se opone al poder de la UE, a la ayuda militar a Ucrania, a la inmigración masiva y a los derechos LGBTQ. Es impopular en la capital, Bratislava, pero popular fuera de ella. Esto concuerda con la fractura nacional versus global en lugares como Francia, Alemania y Países Bajos. Enfrenta a los olvidados que viven en páramos industriales y zonas rurales que ven a los inmigrantes como amenazas a sus sustentos, con los prósperos ciudadanos globales que viven en la economía del conocimiento.
La guerra que tiene 27 meses de librarse en Ucrania agudiza estas fisuras porque los nacionalistas de toda Europa están alineados con la ideología moral del Presidente Vladimir V. Putin, que retrata a las elites urbanas liberales occidentales como agentes empeñados en la destrucción de la iglesia, la nación, la familia y las nociones tradicionales de matrimonio y género.
Medvedev llamó al potencial asesino en Eslovaquia, identificado como un ex trabajador de una mina de carbón de 71 años cuyos motivos aún no están claros, un representante de “la Europa de los detestables degenerados sin conocimiento de su propia historia” contra la cual luchó Fico.
El intento de asesinato en su contra parece reflejar el cada vez más reducido punto medio en la política europea. “Puedes ser agredido psicológica, verbal o físicamente por lo que haces o dices”, dijo Karolina Wigura, una historiadora polaca. “Se ha vuelto insoportable aceptar que alguien más vea o defina algo de una manera completamente diferente”.
El principal factor en el deslizamiento hacia la confrontación violenta probablemente es la inmigración: unos 5.1 millones de inmigrantes entraron a la UE en el 2022. “Se considera que la Unión Europea es incapaz de proteger sus propias fronteras”, afirmó Rupnik. “Eso ha llevado a las naciones a decir: está bien, tenemos que hacerlo nosotros mismos”.
También ha llevado en Alemania, Francia, Italia, Suecia, Países Bajos y Eslovaquia al rápido ascenso de partidos xenófobos de extrema derecha que ofrecen himnos patrioteros a la gloria nacional. Las barreras que alguna vez mantuvieron alejados del poder a estos partidos, como Alternativa para Alemania o la Agrupación Nacional en Francia, se han erosionado o se han derrumbado. Se anticipa que estos partidos obtengan buenos resultados en las elecciones al Parlamento Europeo del 9 de junio.
La plácida normalidad de la Europa de posguerra parecía inquebrantable y que las dolorosas lecciones de la historia habían sido aprendidas. Pero los malévolos fantasmas de Europa, al parecer, se han despertado.
©The New York Times Company 2024