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"El Cachiro vive libre en EEUU como testigo protegido"

  • 16 abril 2018 /

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Solo en 12 meses, la DEA asegura que Devis Leonel Rivera Maradiaga recibió 10 millones de dólares por la fabricación, importación y distribución de cocaína a Estados Unidos.

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San Pedro Sula, Honduras.

Cooperar con los fiscales, dar información de otras personas relacionadas con su organización y ser testigo en juicios contra otros implicados en actividades de narcotráfico fue la tabla de salvación que le permitió a Devis Leonel Rivera Maradiaga pasar de acusado a testigo protegido. El Cachiro firmó un documento en inglés llamado superseding information, que significa “reemplazar información”, lo que le permitió gozar de beneficios. Se trata de un acuerdo, no una acusación, con la cual los fiscales, pese a que conocen que Devis Leonel cometió delitos federales, le permitieron firmar un segundo acuerdo que se llama Waiver of Indictment, en el que renuncian a su acusación.

¿Para qué se hace eso? Primero para evitar ir a un juicio y aceptar lo que pactó con los fiscales; su colaboración es total para identificar a los aliados, ser testigo en sus procesos y de esta manera solicitar beneficios, entre ellos la protección y traslado de su familia a Estados Unidos, pasar al programa de testigos protegidos y permitir que su hermano Javier Eriberto se sometiera al proceso ante la justicia norteamericana, pero con una pena diferente a la cadena perpetua.

Eso cambió, el rumbo de su proceso le evitó acudir a la audiencia de sentencia que la Corte del Distrito Sur de Nueva York tenía prevista para el 14 de abril de 2017.

En su expediente, desde hace un año, aparecen sellados todos los documentos del caso. Esas negociaciones son las que mantienen a Devis en una especie de casa de seguridad que nadie conoce mientras se siguen los procesos como el de Fabio Lobo, los siete expolicías y otros más que se documentaron con la Fiscalía, adonde el Cachiro aceptó ser testigo de los casos.

Temido y cruel

Cinco cargos contra Devis Leonel Rivera Maradiaga que aparece con el alias Don Leo o Cachiro, formuló la Corte del Distrito Sur de Nueva York el 31 de mayo del año 2013.

Los delitos son por asociación criminal, conspiración para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y lavado de activos. Pero Devis Leonel supo manejar las negociaciones con los fiscales y agentes de la DEA, y con su caso congelado ha logrado evitar que su proceso continúe en la Corte.

En los diez años de investigaciones que la DEA realizó detectó que desde 2003, Devis León, también conocido como Leonel Martínez Rivera o Don Leo Cachiro, actuó como uno de los principales administradores, organizadores o líderes del narcotráfico en Honduras, adonde solo la actividad ilícita le llegó a generar en un período de doce meses 10 millones de dólares por la fabricación, importación y distribución de cocaína a Estados Unidos, refiere la acusación que se le formuló.

Se convirtió en el más temido de los hermanos Maradiaga, pero se manejó con un perfil muy bajo: evitaba fotografías, y quienes lo conocieron lo califican de “liebre” y de ser temido, porque no dudó en quitar del camino a todo aquel que fuera un obstáculo en sus operaciones.

“El acusado, mientras participaba y trabajaba para promover la empresa criminal en el tráfico de drogas, utilizó el asesinato para la conspiración de importar cocaína. Para esa actividad mataron, aconsejaron, ordenaron, indujeron, procuraron y causaron el asesinato intencional de varios individuos, y tales asesinatos resultaron como producto de la actividad ilícita del acusado”, refiere el documento.

Pero la acusación contra Devis Leonel también revela “que en sus operaciones y delitos contra una nación extranjera que implicó la fabricación, importación, venta o distribución de una sustancia controlada contra una nación extranjera, involucró el soborno de un funcionario público y la apropiación indebida de dineros de origen ilícito con respecto a transacciones financieras que ocurrieron total y parcialmente en los Estados Unidos, sabiendo que las transacciones fueron diseñadas en su totalidad y en parte para ocultar y disfrazar la naturaleza, el lugar, la fuente, la actividad ilegal, en violación del Título 18 del Código de los Estados Unidos”.

Pero al Cachiro no solo se le imputan las muertes de las 78 personas identificadas en el apéndice A, de la acusación, sino también de atentar contra aproximadamente 15 personas identificadas en el apéndice B de ese documento.

Esa frialdad y crueldad que impregnó siempre Devis Leonel es la que lo llevó a ser el más temido del clan, el hombre de pocas palabras y actuar duro, el que no perdonaba, el que para solventar los conflictos solo tenía un camino: la muerte.

Beneficios

Si algo tuvo claro Devis Leonel a la hora que negoció los acuerdos y la información que intercambiaría con la DEA fue asegurar a sus padres, su hermana y el resto de la familia. Sabían que una vez fuera de Honduras, la vida de sus parientes corría extremo peligro, por lo que una vez pactados los acuerdos, el Cachiro aceptó ser testigo en los procesos judiciales de los que reveló fueron parte de su estructura en el tráfico de drogas.

Esos acuerdos le permitieron trasladar a su familia a Estados Unidos y se instalaron cerca de Nueva York, fue en este lugar adonde desde 2014 se asentaron. Otro de los acuerdos fue que algunos de sus bienes no serían parte de lo que se confiscaría y que una parte del dinero también estarían para los gastos de la familia Rivera Maradiaga en ese país.

Otro de los acuerdos es que se someterían a penas mínimas o en caso especial evitarían el proceso, por la colaboración brindada. Y eso parece que está ocurriendo, porque aunque Devis Leonel y Javier Eriberto tienen acusaciones separadas, ambos expedientes tienen un año que no registran ningún movimiento, sus expedientes están sellados.

Nadie sabe la ubicación exacta dónde reside Devis Leonel en EEUU, pero lo que sí es cierto es que en Honduras aún le temen.

Quienes conocieron al clan ven en Devis una amenaza, alguien que aunque esté a miles de kilómetros de distancia, es un peligro latente.

Los Cachiros montaron la estructura más organizada en el país, tuvieron contactos directos no solo con funcionarios públicos en el país que les facilitaron su operar, sino con los grandes capos de la región, con quienes establecieron alianzas y los consolidaron como los grandes líderes del narco.

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