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Multas y hasta cárcel para los que digan piropos

  • 14 mayo 2014 /

En Bélgica, tendrán que pagar hasta 1,000 euros en caso de infringir la ley que fue aprobada hace unas semanas.

Ciudad de Bruselas. Bélgica.

Bélgica condenará con multas de entre 50 y 1,000 euros y penas de hasta un año de prisión a quienes profieran comentarios sexistas o hagan proposiciones sexuales en la vía pública.

'Es la primera vez en el mundo que una ley define legalmente el sexismo', resumió la ministra de Interior e Igualdad de Oportunidades de Bélgica, Joëlle Milquet, acerca del contenido de la ley aprobada por el Senado de su país el pasado 24 de abril.

De esta manera, Bélgica se adelantó, no tanto a darle nombre o hablar del tema, sino a afrontarlo desde el ámbito civil y penal.

'Esta ley proporcionará, por fin, un apoyo claro a las víctimas, a menudo mujeres, al afirmar su libertad para moverse en el espacio público', manifestó Milquet, que también es viceprimera ministra de Bélgica.

Según una encuesta de la ONG Stop Street Harassment, el 80% de las mujeres belgas de entre 12 y 30 años recibió alguna vez un comentario fuera de tono caminando por la calle.

En la Argentina, hace tiempo que los piropos se han convertido en la nueva 'violencia invisible' y una agrupación de mujeres impulsó recientemente una camapaña contra el acoso verbal callejero. Hasta el propio jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, defendió el flirteo y expresó una declaración que le subió el tono a la polémica: 'A todas las mujeres les gusta que les digan un piropo'.

El germen de la ley belga brotó en 2012 cuando una joven de Bruselas, Sofie Peteers, filmó un video con ella como protagonista donde demuestra la cantidad de comentarios que le hacen los hombres mientras pasea un día cualquiera por las calles de su ciudad.

Las interpelaciones de los hombres hacia Peteers que pueden observarse en el video son de todo tipo: piropos, frases groseras, insultos e incluso alguna proposición sexual un tanto insistente.

Un resumen del video fue emitido en la televisión pública y provocó una gran polémica y la reacción de la ministra Milquet, que prometió trabajar en una ley que pusiera freno el acoso sexual en las calles.