El número de personas que pasan hambre en el mundo en 2008 aumentó fuertemente y se sitúa ya en 963 millones, una cifra que podría incrementarse a causa de la crisis económica y financiera, advirtió ayer la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO.
Cuarenta millones de personas se sumaron en 2008 a los desnutridos del mundo “debido principalmente al alza de los precios de los alimentos”, según estimaciones del informe anual de la FAO.
“Esta triste realidad no es aceptable en el comienzo del siglo XXI”, se lamentó el director general de la FAO, Jacques Diouf, en una rueda de prensa. Diouf reclamó “más voluntad política y más medios” para luchar contra el hambre.
Sin embargo, ahora que muchos países son afectados por la crisis económica, “el problema del hambre en el mundo podría agravarse”, teme la agencia, con sede en Roma. “La cuestión en saber cuál es la prioridad: 963 millones de personas, o bien otra cosa”, se preguntó Jacques Diouf.
El responsable consideró que, vista la situación actual, el compromiso adoptado en 1996 en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación para reducir a la mitad el número de desnutridos hacia 2015 podría “no cumplirse antes de 2150”. Diouf reconoció “errores estratégicos”, que habría que “corregir” invirtiendo “más en la agricultura para aumentar la productividad”.
Lema
“El ‘Yes we can’ de Barack Obama puede funcionar para la crisis alimentaria si cada uno desempeña su papel. Creo que al final prevaldrá el sentido común”, dijo Diouf.
El objetivo de reducir a la mitad el número de desnutridos en el mundo de aquí a 2015 requeriría “inversiones en los países pobres de al menos 30 mil millones de dólares por año para la agricultura y la protección social de los pobres”, precisó Hafez Ghanem, subdirector general de la FAO.
La casi totalidad de la población desnutrida, a saber, 907 millones de personas, vive en los países en desarrollo. Siete de ellos reúnen el 65% de esas personas: India, China, República Democrática del Congo, Bangladesh, Indonesia, Pakistán y Etiopía. AFP