El Gobierno de Guatemala anunció ayer que pedirá créditos por casi 170 millones de dólares para comprarle a Brasil seis aviones militares Súper Tucano, radares y otros equipos destinados a la lucha antinarcóticos en este país, puente de la droga que llega a Estados Unidos procedente de Sudamérica.
El ministro guatemalteco de Economía, Luis Velásquez, les dijo ayer a los periodistas que la Junta Monetaria de Guatemala autorizó al Gobierno a que pida créditos internacionales por un monto de cerca de 170 millones de dólares para esas compras militares.
El siguiente paso, precisó Velásquez, es enviar el proyecto de compra al Parlamento, que deberá autorizar al Ejecutivo la contratación de un crédito por 133.3 millones de dólares con el Banco de Brasil y otro por 33.4 millones de dólares con el Banco Vizcaya Argentaria, BBVA, de España.
Esos fondos serán destinados a la adquisición de seis aviones Súper Tucano a la brasileña Embraer, diseñados para ataque ligero, contrainsurgencia y entrenamiento avanzado de pilotos, así como tres radares y equipo para el control del tráfico aéreo.
El coronel Rony Urízar, portavoz del Ejército guatemalteco, dijo a medios locales que con esos equipos se “mejorará el rastreo y las rutas que usan los narcotraficantes” en el territorio guatemalteco.
El Gobierno ha reconocido que cada año son trasegadas por Guatemala unas 20 toneladas de cocaína procedente de Sudamérica por grupos criminales internacionales que han instalado bases de operaciones en zonas selváticas del norte del país.
Medidas
Las acciones de los grupos narcotraficantes y de otros criminales conexos, como las peligrosas “maras” o pandillas, ha convertido al llamado Triángulo Norte centroamericano, integrado por Guatemala, Honduras y El Salvador, en una de las zonas más violentas del mundo sin que en ella se esté librando una guerra convencional. Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, divulgado este mes en México, señaló que en 2010 se reportaron en El Salvador 71 homicidios y, en Guatemala, 52 anuales por cada 100,000 personas, muy encima de media mundial de 8.8 muertes por cada 100,000 habitantes.
