Colombia, el único país latinoamericano donde subsiste un conflicto armado interno, pidió públicamente perdón ayer en las Naciones Unidas por asesinatos de personas fuera de combate en el día que se conmemora el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Desde Nicaragua hasta Argentina, grupos no gubernamentales realizaron actos y marchas reclamando mayor acción de sus gobiernos para la protección de los derechos humanos.
Colombia se sometió al examen ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, con sede en Ginebra, con una delegación encabezada por el vicepresidente Francisco Santos.
“La muerte de personas por fuera de combate es un crimen inexcusable para el estado colombiano; desgraciadamente debemos reconocer que se han presentado estos casos en nuestro país y con profundo dolor pido perdón a las víctimas”, dijo Santos. Señaló que “la situación es difícil, ha mejorado en los últimos seis años”.
Actividad
La participación de agentes del estado colombiano en crímenes llevó a que una máxima Corte en lo Contencioso Administrativo condenara al Ministerio de la Defensa y al servicio de policía de detectives, DAS, a pagar por daños morales y materiales más de 450,000 dólares a tres parientes del senador comunista Manuel Cepeda, asesinado en Bogotá en agosto de 1994, según el fallo divulgado por la corte ayer.
La sentencia es inapelable y “lo que muestra es la responsabilidad por acción y omisión del Estado en la muerte de mi padre”, dijo telefónicamente Iván Cepeda, hijo del asesinado senador.
Clamor
En otros países que han sido azotados por la violencia política como en Perú, activistas se apostaron frente de la sede del Poder Judicial en Lima para demandar al gobierno información sobre los militares que pudieron haber cometido crímenes de lesa humanidad.
Cuestionaron que el Ministerio de Defensa no haya proporcionado información que pueda contribuir con el esclarecimiento de una matanza en 1983 en la sierra del sudeste peruano, donde unos cien campesinos fueron asesinados por militares tras ser obligados a cavar su propia fosa.