El primer ministro griego Costas Caramanlis multiplica los llamamientos a la unidad nacional para intentar controlar la situación, en el marco de las violentas protestas sociales de esta semana, pero sin convencer a la oposición que pide elecciones anticipadas.
El jefe del gobierno conservador combina desde principios de semana las reuniones ministeriales y los mensajes a la nación para hacer frente a la oleada de violencia urbana desencadenada por la muerte de Alexis Grigoropoulos, un adolescente de 15 años, el sábado, a causa de un disparo de un policía.
Ayer, en otro discurso a la nación, anunció una serie de medidas económicas para indemnizar a los comercios y empresas que sufrieron daños a causa de las violencias urbanas.
Medida
“El gobierno está determinado a reforzar el sentimiento de seguridad pública y apoyar a los comercios que sufrieron daños”, dijo Caramanlis en una alocución radiotelevisada, tras una reunión extraordinaria de su gobierno.
El martes por la noche, en otro discurso a la nación, Caramanlis había endurecido su tono contra los responsables de las violencias, calificándolos de “enemigos de la democracia” y comprometiéndose a “restablecer la seguridad y la legalidad”.
“En estas horas trágicas, no puede haber diferencias nacionales”, subrayó el jefe del gobierno. Este llamamiento a la unidad quiso contrarrestar la petición del líder de la oposición socialista, Georges Papandreu, que abogó por el “veredicto popular” para resolver la crisis.
“Ya está bien de este gobierno, que no comprende los verdaderos problemas de la gente y del país”, criticó. Pero los esfuerzos del primer ministro por calmar los ánimos no dieron los resultados esperados, según los analistas políticos y algunos medios.