19/04/2024
06:17 PM

Controles fronterizos y de circulación por COVID-19, un talón de aquiles para narcos

Expertos antinarcóticos coincidieron que las medidas implementadas por los gobiernos para contener la pandemia han sido claves para interrumpir las rutas de tráfico de drogas.

Panamá, Panamá.

“COVID-19 y la cadena de suministro de drogas: de la producción y el tráfico al consumo”, fue la síntesis de una investigación presentada el pasado viernes por parte de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), la cual se dio a conocer a través de un webinar en el que participó LA PRENSA, autoridades de antinarcóticos, diplomáticos y la sociedad civil de la región de América Latina, entre otros.

El informe preparado por la Red Global de Investigación de UNODC expresa que las medidas implementadas por los gobiernos para contrarrestar la COVID-19 afectaron a todos los aspectos de los mercados de drogas ilícitas, desde la producción y el tráfico hasta el consumo, por las restricciones de movilidad en casi la mitad de la población mundial, el cierre de cruces fronterizos y las reducciones en sus actividades económicas.

Los efectos de las medidas para hacer frente a la pandemia parecen más homogéneos en los mercados de destino de drogas. Muchos países reportaron escasez en numerosos tipos de drogas en la venta minorista, incremento de precios y reducciones de la pureza, por lo cual sus consumidores cambiaron de sustancia (por ejemplo, de la heroína a los opioides sintéticos) y/o accedieron al tratamiento de adicciones.

Producción de opiáceos

Las restricciones a causa del confinamiento podrían obstaculizar la producción y la venta de opiáceos en los principales países productores. El 95% de todos los opiáceos ilícitos tienen su origen en solo tres países: Afganistán (82 %), México (8 %) y Myanmar (7%).

La disuasión a los trabajadores de trasladarse a las zonas de cultivos de amapola y la disminución del comercio internacional por la pandemia podría dar lugar a una escasez de la oferta de precursores para la fabricación de heroína, principalmente en Afganistán.

Foto: La Prensa

México históricamente ha destacado por altos niveles de narcotráfico (Fotografía Univisión).
En México, el efecto negativo de la COVID-19 puede ser limitado, ya que no existe una temporada de cultivo de opio específica, a diferencia de Afganistán; sin embargo, el tráfico de heroína puede seguir alterándose por la afectación en las fronteras con Estados Unidos.

Producción de cocaína

Las medidas de control a raíz de la COVID-19 obstaculizan la producción de cocaína en el corto plazo, pero es probable que resurja en caso de una crisis económica. Debido a la continua cosecha de coca todo el año, las restricciones de movilidad en Bolivia, Colombia y Perú tendrían un impacto limitado en la producción de cocaína. Reportes de Colombia indican que la presión de los agentes de seguridad aumentó durante la pandemia y que la campaña de erradicación de coca continúa según lo previsto.

Foto: La Prensa

El tema de las drogas en Colombia ha estado de moda por muchísimos años. Fotografía El Tiempo
La producción de cocaína parece estar limitada, ya que los productores, especialmente en el oriente de Colombia, sufren de una escasez de gasolina, esencial precursor que era traficado desde Venezuela. La población involucrada en el cultivo de coca en la región tiene acceso limitado a servicios de salud, por lo cual es altamente vulnerable en caso de contagio.

Producción de drogas sintéticas

Las drogas sintéticas pueden producirse prácticamente en todos los países. Las medidas tomadas en respuesta a la COVID-19 podrían tener un efecto en la producción de drogas sintéticas si dan lugar a una reducción de la disponibilidad de las sustancias precursoras que se desvían del comercio legal o se producen ilícitamente.

En México, el mercado de drogas sintéticas (sobre todo de metanfetamina) se ha visto afectado por la crisis generada con la pandemia, donde se sugiere un aumento de los precios de dos a seis veces entre enero y marzo de 2020. El incremento se debe a las limitaciones en la importación de precursores químicos desde Asia Oriental.

Producción de cannabis

Los productos de cannabis suelen producirse localmente y distribuirse a través de cadenas de suministro nacionales muy cortas. No hay indicios de que esas cadenas cortas de suministro se hayan visto trastornadas por las medidas frente a la COVID-19. Hay indicios de que las decisiones de cierre en Europa pueden estar provocando un aumento de la demanda de estos productos.

Tráfico de drogas

El tráfico de diferentes tipos de drogas se ha visto afectado en diversa medida por las restricciones de movimiento y el cierre de fronteras impuestas para impedir la propagación de la COVID-19, dependiendo de cómo se traficaba con las drogas antes de la pandemia. El tráfico aéreo de drogas puede quedar completamente interrumpido (drogas sintéticas y cocaína).

Las medidas implementadas ante la COVID-19 pueden haber aumentado el riesgo de decomiso cuando la droga se trafica por tierra, ya que esos envíos pueden ser interceptados con mayor frecuencia que los traficados por otros medios de transporte.

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En las Américas aumentaron los controles fronterizos, dificultando el narcotráfico. Las reducciones en los tráficos aéreo y terrestre pueden haber inducido a un aumento en los envíos de cocaína por vía marítima desde América del Sur hacia Europa. Los indicios de una disminución en el flujo de cocaína no afectan las incautaciones en los mercados de destino; se sigue incautando esta sustancia en grandes cantidades.

En general es posible que el tráfico de cannabis no sea afectado de la misma manera que el de heroína o cocaína, dado que la producción de cannabis suele tener lugar cerca de los mercados de consumo y, por lo tanto, los traficantes dependen menos de los largos envíos transregionales de grandes cantidades de droga. Los grupos de narcotraficantes podrían almacenar drogas cerca de los países de origen y cuando se levanten las restricciones inundar el mercado.

Consumo de drogas

Se ha reportado una escasez de droga que podría tener consecuencias negativas para la salud de las personas con trastornos causados por el consumo de sustancias psicoactivas.

Los patrones perjudiciales derivados de la escasez incluyen el aumento del consumo de drogas por vía intravenosa, el uso compartido de equipo para inyectar y otros artículos relacionados con las sustancias, todo lo cual entraña el riesgo de propagar enfermedades como el VIH/SIDA y la hepatitis C, así como el propio coronavirus.

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Las dificultades financieras causadas por la crisis de la COVID-19 pueden afectar más duramente a las personas que ya se encuentran en una posición de desventaja socioeconómica. Esto podría dar lugar a un aumento del número de personas que recurren a actividades ilícitas relacionadas con las drogas para ganarse la vida y que son reclutadas por organizaciones de tráfico de drogas.

La interrupción en la disponibilidad de drogas en muchos mercados de calle y el aumento de los precios puede reducir el consumo general, según la sustancia, lo que puede ocurrir principalmente con las drogas que se utilizan en entornos recreativos.

Los consumidores de drogas pueden buscar sustitutos que suelen ser más perjudiciales, como las sustancias altamente adictivas o recurrir a mezclas de drogas. También, por efecto de la COVID-19 es posible una interrupción del acceso a los servicios de tratamiento de adicciones.