El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió ayer al primer ministro, Édouard Philippe, que se reúna con la oposición y con los manifestantes denominados como chalecos amarillos para buscar una salida a la crisis nacional provocada por sus protestas por la subida del coste de la vida, mientras el movimiento insta a nuevas manifestaciones.
Macron fue a la zona más afectada por los tumultos del sábado pasado (el Arco del Triunfo y sus avenidas) para comprobar los daños provocados por las protestas contra la subida de impuestos a los carburantes.
“Siempre respetaré el desacuerdo, siempre escucharé a la oposición, pero jamás aceptaré la violencia”, dijo.
Según fuentes del Elíseo, Macron instó a Philippe a reunirse con los jefes de los partidos con representación parlamentaria y con los representantes de los manifestantes, sin dar una fecha concreta, con la voluntad de “dialogar”.
Y solicitó una “reflexión sobre la adaptación del dispositivo de mantenimiento del orden en el futuro”. Philippe invitó a reunirse el pasado viernes a una delegación de chalecos amarillos, pero solo se presentaron dos miembros de este colectivo: uno anónimo y otro que se marchó.