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No saben qué es peor: cruzar el desierto o pelear el asilo

  • 27 noviembre 2018 /

Tijuana, México

La caravana de migrantes centroamericanos ha jugado sus cartas más audaces para llegar a EEUU: derrumbar la frontera en una masiva e inesperada estampida o escabullirse a cuenta gotas por el peligroso desierto. Ante su fracaso, deberá someterse al extenuante proceso de pedir asilo desde México.

Tras recorrer más de 4,000 km desde Honduras durante más de un mes en busca del sueño americano, el hartazgo y la desesperación se han apoderado de los más de 5,000 migrantes centroamericanos que se han estancado en Tijuana.

Ahí viven hacinados en un improvisado albergue con escasos servicios sanitarios, dos raciones de comida al día y diversas epidemias. En su apremio por buscar mejor vida en EEUU, estos migrantes -mayoritariamente familias hondureñas con niños- han arriesgado el pellejo intentando cruzar a la fuerza la frontera.

El momento más crítico ocurrió el domingo, cuando unos 500 migrantes embistieron en horda contra el muro de metal oxidado que divide a Tijuana de la estadounidense San Diego, escalando incluso una segunda valla coronada por alambre de púas. Los gases lacrimógenos y balas de goma que las fuerzas estadounidenses descargaron contra ellos para frenarlos infundieron terror y enfriaron su ánimo.

“Nunca nos esperamos eso, creímos que iban a matarnos. Está muy difícil cruzar al otro lado así”, dijo Brayan Casas, hondureño de 28 años que terminó con varios hematomas en el cuerpo tras participar de la estampida con su esposa e hijo.

“Ya van cinco veces que intento pasarme yo solo. Pensé que si no había luz no me verían pero están bien ‘perros’ (implacables)” los agentes de la patrulla fronteriza, cuenta Danilo Mejía, un delgado hondureño de 26 años que viaja solo, vestido con una chamarra de piel que le queda grande. “No me hicieron nada, nomás me regresan por donde vine”, aseguró Mejía.

Ante esta encrucijada, los migrantes no tienen otra opción que solicitar asilo a EEUU desde México, un proceso tan largo y complicado que parece igual de imposible de lograr.

“Tenemos que esperar más de tres meses para que nos llamen, y quién sabe cuánto para que resuelvan”, dice Arlín Gutiérrez, una hondureña de 40 años que viaja con sus tres hijos pequeños. Esta madre no sabe qué es peor: cruzar el desierto donde incontables migrantes han muerto o pelear el asilo.

“Nos moriremos esperando, no se puede aguantar tanto tiempo viviendo como animales” en el albergue, “pasando frío, lluvias, enfermedades”, dice desesperada mientras sacude el pañal plástico de su bebé para reutilizarlo.

Amnistía Internacional denunció ayer que los centroamericanos albergados se encuentran en “condiciones insalubres” con escasez de alimentos y agua.

Además, aseguró que el proceso para pedir asilo “no es transparente”, puesto que las autoridades estadounidenses y mexicanas “exigen ilícitamente a los solicitantes de asilo que se inscriban en una lista en el lado de Tijuana en vez de permitir que lo soliciten directamente en la frontera”.

Una feria que ofrecía empleos en Baja California recibía un número creciente de solicitudes.

Piden retornar

Unos 200 migrantes de la caravana pidieran el retorno a sus países, mientras que otros miles siguen empeñados en pedir asilo a EEUU. La decisión de los migrantes que regresan a sus países se dio tras los hechos del domingo cuando fueron repelidos por autoridades estadounidenses con gases lacrimógenos.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (Cndh) de México informó ayer que unos 200 migrantes aceptaron su retorno voluntario a sus países, a través de organizaciones civiles y del Instituto Nacional de Migración (INM) de México.

El organismo indicó que ayer, 105 migrantes fueron trasladados en un avión de la Policía Federal hasta Ciudad de México, desde donde serán trasladados en autobús hasta la frontera con Guatemala.

“Llevamos muy pocas personas de Guatemala y El Salvador, de los 105 la mayoría son de Honduras. Éstos son retornos asistidos, de manera voluntaria, y hay otros grupos que se están regresando vía terrestre, como uno que se va hoy (ayer) por la tarde”, informó el comisionado del INM, Gerardo Elías García.

Edgar Sosa, visitador de la Cndh, señaló que los retornos voluntarios se están dando luego de un proceso de registro y la plena acreditación de la nacionalidad de los migrantes, a través de sus embajadas.

El lunes fueron deportados vía terrestre 98 detenidos, en su mayoría hondureños, que presuntamente participaron en los altercados con la policía para lograr cruzar la frontera.

Advertencia de EEUU

El Gobierno del presidente Trump, advirtió ayer de que volverá a utilizar gas lacrimógeno contra los migrantes si estos atacan a los agentes fronterizos estadounidenses.

El portavoz del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, Tyler Houlton, afirmó ayer durante una rueda de prensa telefónica que el empleo de gas pimienta o lacrimógeno en labores migratorias “ha sucedido en el pasado” y que “si los agentes vuelven a ser apedreados, pasará de nuevo”.

“Si las mujeres y los niños eligen insertarse en masas violentas que atacan a los agentes de policía lanzando piedras y botellas, habrá consecuencias involuntarias”, apuntó Rodney Scott, jefe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en San Diego, California.