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Gaza, una prisión de 42 km de largo

  • 20 mayo 2018 /

En esta estrecha banda de tierra la pobreza supera seis veces a la de Cisjordania, la otra parte del llamado “Estado Palestino”. El 80% de la población depende de la ayuda internacional.

    Franja de Gaza.

    El sol vuelve a salir un día más sobre la Franja de Gaza y sus dos millones de habitantes se preparan para una nueva jornada en la que no hay prácticamente nada que celebrar. Las protestas de las últimas seis semanas en la que exigían la devolución de las tierras ocupadas por los israelíes han dejado decenas de muertos y miles de heridos, personas que han sucumbido ante el fuego israelí mientras protestaban.

    La situación, al igual que hace diez, cinco o dos años, es dramática. Los inquilinos de esta estrecha franja de tierra de apenas 365 kilómetros cuadrados tienen que enfrentarse con la pobreza extrema, las malas condiciones sociales o la falta de comida y electricidad por culpa del bloqueo del país vecino. Según el grupo israelí de derechos humanos B’tselem, el acuífero que nutre a Gaza de agua potable está contaminado en un 96%. El agua no sirve siquiera para cocinar, bañarse o saciar la sed de los animales domésticos. Vivir en Gaza significa soledad y aislamiento; la reclusión en un espacio muy pequeño (42 kilómetros de largo y 12,5 de ancho) del que no pueden salir: todo el oeste está cubierto de agua; en el este hay una valla metálica con alambre de púas; en el norte un muro gigantesco; y la comunicación con el sur a través de Egipto es muy reducida.

    Gaza
    Miles de palestinos han protestado a lo largo de la frontera de la Franja de Gaza con Israel desde el 30 de marzo.


    La Franja de Gaza, junto con Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos del Golán, está considerada por la comunidad internacional como “territorio ocupado” por Israel desde 1967. Desde 2007 está sujeta al bloqueo militar por parte de Israel y Egipto. Gaza cuenta con tres pasos fronterizos: dos con Israel (Kerem Shalom, para mercancías, y Erez, para personas) y otro con Egipto (Rafah). Tanto por Erez como por Rafah los permisos de paso se dan de forma excepcional. El segundo abre esporádicamente, con lo que Egipto igualmente afianza el bloqueo israelí por su frontera.

    Bloqueo de muerte

    En la Franja faltan muchas cosas y solo sobran muertes, demasiadas en la última década, más de un centenar en las últimas semanas. Hay electricidad apenas unas pocas horas al día, lo que provoca numerosos quebraderos de cabeza a la población local. Lo normal es entre cuatro y seis horas diarias como mucho de suministro, pero en algunas ocasiones se reduce a dos o tres, por lo que las tareas de la casa quedan muchas veces en suspenso y mantener los alimentos en buen estado supone un esfuerzo extra que no suele verse recompensado.

    Gaza
    El lunes, coincidiendo con la inauguración de la embajada de EEUU en Jerusalén, la milicia israelí mató a 60 palestinos. Israel recibió la crítica mundial.


    El bloqueo también impide la entrada de comida y medicinas, por lo que normalmente los hospitales están en condiciones muy precarias y los médicos se ven incapaces de tratar varias dolencias. En los casos más graves se intenta evacuar a la gente a Egipto, aunque no siempre es posible. La economía de la franja está lejos de ser próspera. Un 53% de sus habitantes viven en la pobreza (una cifra cuatro veces superior a la Cisjordania), tal y como ha revelado un estudio de la Oficina Central Palestina de Estadísticas. La tasa de desempleo en el tercer trimestre de 2017 se situaba en el 46,6% según datos de Naciones Unidas, ascendiendo a un 64,9% en el caso de los jóvenes.

    Las siete mil viviendas que fueron destruidas durante el feroz bombardeo israelí de 2014 no han podido ser reconstruidas hasta el momento.