24/04/2024
02:03 PM

Lago Atitlán de Guatemala, una belleza por descubrir

  • 27 septiembre 2014 /

Lago Atitlán es resguardado por los volcanes Atitlán, San Pedro y Tolimán.

Guatemala.

Al contemplarlo por primera vez, resguardado por los volcanes Atitlán, San Pedro y Tolimán, cuesta poner en duda lo que escribió Aldous Huxley en su libro de viajes 'Beyond the Mexican Bay', el Lago Atitlán es de los más bellos del mundo.

Dan ganas de ser pintor y capturar su esencia en un lienzo. Pero a falta de talento artístico, la cámara de fotos es consuelo en este sitio lleno de niebla.

Crisol multicultural de Guatemala, su nombre significa 'lugar entre agua' de acuerdo con etimología náhuatl. Tiene una profundidad de 340 metros y una superficie de 130 kilómetros cuadrados, sobre la que se reflejan los tres gigantes volcánicos. A sus orillas hay 12 pueblos de lo más disímiles uno del otro, en los que habitan mayas kakchiquel, quiché y tzutujil.

Allí hay que estar listos para dos cosas: corresponder las innumerables sonrisas que prodigan sin esfuerzo los locales, y aprender palabras mayas como 'matiosh' (gracias).

'Muchos turistas que vienen dicen que lo que más les gusta es la gente. Los mayas son muy amables', dice con orgullo Norman Raxón, nuestro guía.

Al ser uno de los puntos turísticos de referencia del país centroamericano, tiene una infraestructura que permite llevar a cabo de todo: desde bodas, pasando por excursiones a cafetales cercanos, observación de aves, parapente, rapel o buceo, pesca y fotografía, hasta una completa inmersión a la cosmovisión maya.


Llegar a Atitlán supone un viaje de dos horas y media desde Antigua Guatemala o Ciudad de Guatemala, que culmina en caminos serpenteantes rodeados de vegetación y ruinas volcánicas.

Panajachel, el más turístico de los pueblos alrededor de Atiltán, es el puerto de acceso a otras comunicades más cerradas.

El traslado, en lancha, por supuesto, debe realizarse temprano. Pasadas las 5 de la tarde llega el Xocomil, un fuerte oleaje con un trasfondo de leyenda. Los mayas cuentan que al fondo del Atitlán, cada día, dos trágicos enamorados indígenas se reúnen que murieron sin consumar su amor.

Las maravillas de Atitlán no sólo se encuentran sobre el nivel de sus aguas sino debajo también. A 30 metros de profundidad hay ruinas arqueológicas. En 1996, el buzo Roberto Samayoa descubrió la ciudad colapsada de Samabaj, que algunos medios califican como la 'Atlántida Maya'. Fue, según algunas teorías, un lugar ceremonial.

'El complejo arqueológico ocupa tres secciones diferentes, formando tres pequeñas islas, las cuales cuentan con muelles, altares, estelas, edificios y ofrendas de cerámica, marcando características similares de los sitios arqueológicos del pre clásico tardío', dice Norman.