Este lunes se cumplen 26 años de la muerte de Pablo Emilio Escobar Gaviria, el legendario narcotraficante colombiano, líder del Cártel de Medellín, quien falleció a los 44 años de edad, de un disparo en la cabeza mientras huía de las autoridades colombianas sin que hasta la fecha haya quedado claro quién presionó el gatillo del arma que acabó con su vida.
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La versión oficial de las autoridades colombianas afirma que fue Hugo Aguilar, un agente de policía quien ejecutó a Escobar de un certero disparo en la cabeza, sin embargo, otras teorías de medios colombianos afirman que el capo pudo ser abatido por paramilitares o incluso habría acabado el mismo con su vida tras verse acorralado por las fuerzas de seguridad.
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Nacido en Rionegro, Antioquia, el 1 de diciembre de 1949, Escobar se convirtió en un criminal siendo adolescente, primero robando lápidas de los cementerios, para luego revenderlas y después hurtando automóviles y electrodomésticos.
A los 27 años de edad fundó el cartel de Medellín, que varias décadas después se convertiría en la organización criminal más poderosa y peligrosa de Colombia.
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Tras el auge del cartel de Medellín, Escobar se convirtió en uno de los hombres más poderosas de Colombia y decidió ingresar a la política, siendo electo como diputado suplente en el Congreso en 1982.
Fue expulsado de su cargo tras revelarse el origen de su fortuna.
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Escobar le declaró entonces la guerra al Gobierno, sembrando el terror en Colombia por diez años. El capo y su ejército de sicarios perpetraron decenas de atentados terroristas, asesinaron a ministros, periodistas, policías, soldados y candidatos presidenciales.
Uno de sus peores crímenes fue el atentado a un avión de Avianca, en el que murieron 137 personas. Según las autoridades colombianas, Escobar ordenó detonar una bomba en la aeronave creyendo que allí se trasladaba el entonces candidato presidencial, César Gaviria.
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En 1991 el capo se entregó a las autoridades colombianas a cambio de que le garantizaran que no sería extraditado a Estados Unidos.
Fue recluido en una lujosa prisión que el mismo ordenó construir. Un año después se fugó de prisión temiendo que rompieran el pacto y lo enviaran a EEUU.
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Un año después convertido en uno de los hombres más buscados del mundo por la DEA y las autoridades colombianas, Escobar cometió varios errores en sus intentos por sacar a su familia del país, que llevaron a las autoridades a localizarlo.
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Escobar cayó tras haber efectuado varias llamadas telefónicas, a su familia y a una emisora de radio, que fueron interceptadas por la policía.
'Mi padre siempre nos dijo que el teléfono era sinónimo de muerte porque nos podían rastrear fácilmente y el día que murió nos llamó tanto, que me hace pensar que él quería que la Policía llegara y que quería morir en un combate. Es una manera también de suicidarse', dijo su hijo Juan Pablo Escobar.
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Juan Pablo Escobar afirma que tiene la 'certeza absoluta' de que su familia paterna se alió con la DEA (Agencia Estadounidense Antidroga) y los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar) para atrapar a su padre, que según la versión oficial fue abatido a tiros en diciembre de 1993.
'Si mi familia paterna ha seguido en Colombia como Pedro por su casa fue porque lo vendieron, lo entregaron', recalcó.
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Los Pepes, que pertenecían a una alianza entre los paramilitares y narcotraficantes enemigos del Cartel de Medellín, se atribuyeron la muerte de Escobar, desmintiendo la versión oficial del Gobierno.
Diego Murillo, uno de los líderes de los Pepes, afirmó en su libro 'Así matamos al Patrón' (2014), que la bala que acabó con Escobar la disparó su hermano.
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María Victoria Henao, viuda de Escobar, y su sobrino Nicolás Escobar, creen que fue el legendario narcotraficante quien decidió acabar con su vida tras verse acorralado por las autoridades y sus enemigos.
Según el sobrino del patrón, que presenció la exhumación de los restos de su tío, en el cráneo del capo se podía ver un balazo en el lado derecho de la cara, cerca del oído, que salía por la parte izquierda. El disparo se realizó a una corta distancia.
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El jefe de sicarios del 'patrón del mal' Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias Popeye, recordó una de las frases más conocidas de Escobar. 'Prefiero una tumba en Colombia a un calabozo en los Estados Unidos'.
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Pese a que la incógnita sobre la muerte de Escobar persiste en Colombia, las autoridades respiran con alivio tras el 26 aniversario del fin de una era de terror y dominio por el narcotráfico.