17/04/2024
01:05 AM

Químicos matan los peces en la laguna de Los Micos

Un estudio de la Universidad Zamorano revela que hay altas concentraciones de nutrientes que facilitan las condiciones de hipoxia y anoxia (falta de oxígeno)

    Tela, Atlántida.

    Los químicos utilizados en plantaciones agrícolas, principalmente en fincas de palma aceitera, han aniquilado varios millones de peces en la última década, reducido las especies acuáticas en la laguna de Los Micos y mantienen en jaque la seguridad alimentaria de comunidades rurales de Tela, en el departamento de Atlántida.

    Un estudio realizado por la Universidad Zamorano, titulado Diagnóstico de la calidad de agua en los tributarios y laguna de Los Micos, confirma las sospechas que en los últimos años mantenían los ambientalistas sobre los impactos dañinos de las prácticas agrícolas en esta zona del Parque Nacional Jeanette Kawas.

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    Los ambientalistas la denominan Sistema Lagunar Los Micos-Quemada, ya que está integrado por una laguna grande y dos pequeñas.

    Los ríos, como el San Alejo, Zoilabé y Moregén, y canales artificiales que cruzan las plantaciones y desembocan en la laguna transportan todos los meses los contaminantes derivados de fertilizantes y agroquímicos.

    12,000
    familias viven en el parque Dentro del Parque Nacional Jeanette Kawas, entre Tela y Puerto Cortés, que también generan contaminación.

    “La condición de deterioro de la laguna se encuentra asociada con la mortandad de peces, lo que a su vez se relaciona con el incremento de los nutrientes disueltos en el agua, particularmente nitrógeno y fósforo”, revela ese estudio.

    Impacto.

    Los investigadores tomaron muestras de agua en el sistema lagunar Micos-Quemada (conocido solo como Los Micos), en los ríos San Alejo, Zoilabé, Moregén, La Esperanza, Santiago, La Hulera, en las quebradas Leandra y San Antonio y en canales de desagüe de fincas de palma aceitera.

    Al realizar los análisis concluyeron que “el río con mayor aportación de fósforo y nitrógeno es el San Alejo, principalmente en el mes de agosto. Asimismo, las cargas de nitrógeno aportadas por San Alejo también ocurren en los meses de septiembre y diciembre, debido a los altos eventos de precipitación durante ambos meses”.

    Ecosistema: el sistema lagunar
    La laguna de Los Micos está en el Parque Nacional Jeanette Kawas. Los ambientalistas la denominan Sistema Lagunar Los Micos-Quemada, ya que está integrado por una laguna grande y dos pequeñas. A este depósito natural llegan aguas de los ríos, quebradas y canales que cruzan la zona agrícola.

    La Universidad Zamorano realizó la investigación con la supervisión de la Fundación para la Protección de Lancetilla, Punta Sal y Texiguat (Prolansate) y con el apoyo económico de la empresa Agrotor, perteneciente al Grupo Jaremar, interesada en conocer el impacto de la agricultura en el ecosistema.

    El estudio advierte que las altas concentraciones de nutrientes en el agua pueden facilitar procesos de eutrofización y, en consecuencia, crear condiciones de hipoxia y anoxia en esta laguna, que tiene un espejo de agua de 44.93 kilómetros cuadrados.

    A este depósito natural llegan aguas de los ríos, quebradas y canales que cruzan la zona agrícola.

    Victoria Cortés, Mariam Valladares y José Fernando Tercero, investigadores de Zamorano, plantean en el estudio que “la amenaza que representa la problemática de eutrofización (consiste) en la disminución de la concentración de oxígeno disuelto en las capas inferiores de agua de ecosistemas acuáticos debido al incremento de materia orgánica en el fondo que sustenta la respiración microbiana, obteniendo como resultado condiciones hipóxicas”.

    Según Nelbin Bustamante, ambientalista de Prolansate, la contaminación de la laguna de Los Micos no solo es causada por las plantaciones de palma, sino por “otros factores que degradan la cuenca, otras actividades antropogénicas como la ganadería, porcicultura y crianza de gallinas”.

    “El sector palmero (empresas grandes y microproductores) está trabajando en un acuerdo voluntario de cero deforestación y está interesado en mitigar el impacto. La industria palmera financió la investigación porque tiene la intención de mejorar las prácticas para lograr la certificación RSPO”, agregó.

    En un área de 561.78 kilómetros cuadrados aledaños a la laguna, las plantaciones agrícolas cubren el 53.39%, mientras el bosque el 27.72%, la vegetación secundaria el 10.98% y el resto está distribuido entre mangle y asentimientos.

    De acuerdo con el plan de manejo de la reserva, en 2008 había 2,285 hectáreas de palma dentro de los límites del parque; tres años después ascendió a 4,059 hectáreas: hubo un crecimiento de casi 600 hectáreas anualmente. En ese período, la cantidad de hectáreas creció por los altos precios del aceite de palma en el mercado internacional y gracias a la promoción del sector que realizó el Gobierno.

    Agricultores deben utilizar menos químicos y más fertilizantes orgánicos para aminorar el impacto

    Nelbin Bustamante, ambientalista de Prolansate

    Plan.

    Para atenuar el impacto de la agricultura, los investigadores recomiendan el desarrollo de un “plan de manejo de fertilización fundamentado en patrones climáticos y reducción de uso de fertilizantes nitrogenados”, la instalación de un “sistema integrado de residuos”, monitoreo de ríos y control de las descargas.

    Desde el punto de vista de Alex Vallejo, catedrático de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), “lo que sucede en la laguna de Los Micos es consecuencia, en gran parte, de cultivar palma en los alrededores por los incentivos del Gobierno”.

    “El Gobierno incentivó y provocó una proliferación e invasión de los espacios naturales como en el Parque Nacional Jeanette Kawas. Esto tiene un efecto negativo cuando no hay límites, estrategias, que aseguren un menor impacto”, critica.

    Vallejo es del criterio que la contaminación de esta laguna y otros ecosistemas “no es responsabilidad de la población, es del Estado, ya que no genera políticas claras, convincentes, sistemáticas, continuas para apoyar un proceso de transformación y modificación de la manera tradicional de cómo se produce en Honduras”.