San Pedro Sula.
“Reconociendo la grandeza de
Dios en el milagro de vida del que hoy fuimos testigos”, escribieron en sus redes sociales los miembros del equipo médico que atendieron a
Deysi Marlen, una maestra de educación superior de 33 años. El médico y ginecólogo,
Mauricio Caballero, estuvo a cargo del embarazo de
Deysi Marlen y también del parto.
Lisandro José, Santiago José, Valentina Lucía y Victoria Lucía nacieron ayer en el hospital del Valle en un parto por cesárea que duró hora y media.
El nacimiento de los cuatrillizos comenzó a las 10:23 am. Lisandro nació primero, luego Valentina, con un minuto de diferencia salió Santiago y la última fue Victoria.
El milagro de vida ocurrió. Y el sueño de tener una familia numerosa se cumplió para los esposos Deysi Marlen y José Miguel Murillo.
La alegría invadió el ambiente de la sala hospitalaria. Los aplausos no se hicieron esperar tras la expectativa de lo que ocurría en labor y parto.
| El lunes recibirán el alta médica, pero lo más importante es que los pequeños nacieron saludables, con cinco libras de peso cada uno.
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Le practicó inseminación artificial y ayer, minutos después de que la maestra dio a luz, el galeno dijo: “La madre y los niños están estables y estimamos que se les dé alta el lunes”.
| “Es uno de los días más alegres de mi vida. la madre y los hijos están sanos”: Mauricio Caballero,
médico ginecólogo |
Deysi Marlen ya era madre de una niña que cumplirá cuatro años el 17 de octubre y ahora junto a su esposo el ingeniero José Miguel Murillo son padres de cinco. Llevan seis años de casados.
Caballero recordó que la mujer tenía problemas de fertilidad por obstrucción en las trompas de falopio y eso le impedía quedar embarazada.
Todos los hijos del matrimonio han sido concebidos mediante reproducción asistida, pero nunca imaginaron que la segunda vez Dios los sorprendería con cuatro hijos de una sola vez.
Momentos únicos. “Ha sido un evento único, los padres y toda la familia están felices”, dijo a LA PRENSA Caballero.
La emoción cuando ella iba para el quirófano era tan grande que todo el personal aplaudía por los pasillos, recordó.
Asegura que como médicos se viven cosas amargas, pero estos eventos son una motivación para seguir adelante.
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