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Uróloga del Rivas logró ganarse la confianza de sus pacientes varones

  • 06 julio 2019 /

San Pedro Sula, Honduras.

Cuando la doctora Keemberlee Dayana Vílchez comenzó a trabajar como uróloga del hospital Mario Rivas, los hombres preguntaban si no había un médico que los examinara. No la toleraban, en primer lugar porque la miraban muy joven y en segundo lugar porque les daba pena que sus padecimientos íntimos, por ser tabú, los tratara una mujer. “No me aceptaron al principio en temas como la disfunción sexual o el reconocimiento rectal”, dice la doctora Vílchez, la única uróloga de San Pedro Sula y segunda en el país.

Relata que cuando comenzó a estudiar medicina en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras quería especializarse en ortopedia, pero luego se decidió por la urología que por lo general solamente la estudian los hombres.

Gracias a una beca, terminó de estudiar en la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba, en donde también obtuvo la especialidad que le pareció “práctica y muy bonita”.

Poco a poco la población de pacientes masculinos del hospital la ha ido aceptando. Especialmente los pacientes de la ciudad prefieren que sea ella quien trate sus problemas de próstata, una de las enfermedades que más padecen los hombres.

Terminó de estudiar en la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba

Manifestó que no solamente los hombres mayores de 50 años deben acudir a hacerse el examen de próstata. También deben chequearse los de 40 años, cuyo padre u otro familiar haya muerto por cáncer en esta glándula masculina. “Si no se examinan a tiempo, el cáncer puede darles una sorpresa”.

Entre las enfermedades que más consultas ocasionan en el departamento de urología está la disfunción sexual, especialmente la causada por la diabetes.

Entre los padecimientos menos comunes, pero que igualmente requieren de atención y cuidados urgentes porque pueden ser mortales, está el cáncer de pene. El priapismo o erección prolongada del órgano sexual masculino, puede causar impotencia sexual irreversible si el paciente no se trata en el término de cuatro a seis horas, dijo.

Informó que cada uno de los cuatro urólogos que trabajan en el Mario Rivas, incluyendo ella, atienden un promedio de 16 pacientes diariamente.

Dijo sentirse agradecida con el apoyo que sus colegas le han brindado desde que comenzó a trabajar en el centro asistencial hace unos tres años. “Los doctores de mi especialidad son un amor conmigo, lo mismo que las autoridades, será porque no soy peleonera ni egoísta”. Entre sus colegas está su esposo Silvio Cruz, a quien conoció cuando hacía la práctica en ese mismo hospital. “Nos entendemos muy bien porque tenemos temas y objetivos en común, lo entiendo y me entiende cuando platicamos sobre nuestra especialidad”.

Cuando no está laborando en el hospital, se dedica a atender a su hija Luna y a llevar ayuda a niños de un albergue.