19/04/2024
10:51 PM

Honduras: La roya y bajos precios aterran a caficultores

Productores estiman que la producción bajó considerablemente. Por no captar suficientes ganancias, muchos no fertilizarán las fincas.

    San Nicolas, Santa Bárbara.

    Por ahora “no hay más que hacer”, dice Jorge Andán Medina, mientras observa de manera resignada los arbustos de café que durante más de 20 años le generaron varios miles de lempiras en ganancias.

    Con nostalgia, indiscutible porque “todo está perdido”, en las próximos semanas comenzará a eliminar todos los cafetos hasta convertir las tres manzanas de finca en potrero para pastar un par de vacas.

    Voy a sembrar zacate y meteré las vacas en este lugar. Este terreno ya no es bueno para cultivar café”, asegura. “La roya nos está atacando, y eso es algo que no habíamos visto en esta zona”.

    En la aldea Lomas del Higuito, a una altura de 780 metros sobre el nivel del mar, Medina tiene enferma la plantación de cafetos de la variedad lempira, un híbrido introducido en la década de 1990 por Ihcafé y diseminado en más de 20 países por ser resistente a la roya.

    “Aquí en Santa Bárbara estamos preocupados. La roya está atacando esta variedad, que era resistente, y esa enfermedad está llegando a fincas que también están arriba de los 1,000 metros”, dice.

    Clave
    1Investigación sobre la variedad lempira .En 2017, la organización World Coffee Research, con sede en Portland, Estados Unidos, anunció que la variedad lempira, producto del cruce de entre un híbrido de timor 832/1 y caturra, es susceptible a la roya.
    Desafortunadamente, Medina no solo arrasará la finca de Lomas del Higuito, también otra plantación de tres manzanas que posee en La Cuchilla, a una altura de 1,100 metros sobre el nivel del mar.

    “Tengo 14 manzanas de finca (una parte es nueva) y botaré seis manzanas que están enfermas. Esto es un gran problema para mí porque no podré producir café”, comparte.

    En los últimos cortes, que acaban de concluir, Medina solamente logró obtener unos 100 quintales de 320 que producía “en tiempos normales, sin enfermedad”.

    Así como las de Medina, muchas plantaciones vecinas están devastadas, con arbustos sin follaje y con frutos negros y secos, muertos, a causa del ataque del hongo Hemileia vastatrix, que detona esta enfermedad.

    Para Medina y caficultores de San Nicolás y los municipios vecinos de Santa Bárbara y norte de Lempira (La Unión y Lepaera), la roya puede enterrar parte de la producción y el patrimonio de muchas familias que en este momento son afectados por los bajos precios.

    Acorralados por esos dos factores, algunos productores han dejado abandonadas las plantaciones y varios han decidido viajar de manera ilegal a Estados Unidos.

    “Mi hermano (Jimy Nefataly) decidió buscar el sueño americano y dejó todo botado, la finca, el carro y la moto. Viajó hace más de 25 días a Estados Unidos”, dice Elmer Reyes.

    Los Reyes son dueños de 18 manzanas (10 están en producción) distribuidas en diferentes partes de la aldea Plan del Higo, a una altura que supera los 1,200 metros sobre el nivel del mar.

    “La roya afectó una parte de las fincas. Nos tardamos un poco para fumigar, pero lo hicimos. Si no hubiéramos fumigado estuviéramos arrasados. La producción bajó bastante. En años anteriores llegamos a producir 630 quintales, ahora estamos en 330 quintales”, detalló.

    Reyes, padre de dos niños, vaticina “un 2019 demasiado difícil para la economía de los productores pequeños y medianos”.

    Para atenuar el impacto nocivo y evitar una crisis mayor en los años próximos, con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), empieza a diversificar sus actividades: está cultivando aguacates y también incursiona en la ganadería.

    “Con él (Elmer Reyes) estamos implementando la ganadería a pequeña escala con nueva tecnología, con pasto ensilado, aguacate hass y le hemos donado una pequeña secadora solar de café, tipo domo”, explica Manlio Tercero Mejía, técnico de Usaid en San Nicolás.

    Imbuida en este escenario desalentador, Alma Angelina Vallecillo, dueña de 10 manzanas de finca y compradora de café, calcula que la producción “ha bajado a la mitad”.

    “Nosotros creemos que la producción ha bajado porque entre noviembre y febrero de este año compramos unos 1,500 quintales. En la cosecha pasada compramos 2,500 quintales”, ejemplifica Vallecillo, quien tiene un centro de acopio en la aldea de Choloma.

    La economía de este municipio, con una población de 15,843 habitantes, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), ya comienza a resentir las consecuencias de la crisis de la caficultura: la actividad comercial ha perdido dinamismo en los primeros meses de este año.

    “El 90% de la población de este municipio depende de la caficultura y con esta crisis muchas personas se han ido buscando el sueño americano. El impacto económico que estamos sintiendo es demasiado fuerte, no hay consumo”, manifiesta Carmen Alicia Paz, alcaldesa.

    Paz le atribuye al cambio climático la propagación de la roya y la escasez de agua en los momentos de floración de los arbustos.

    “Esto ha hecho que la producción baje extremadamente y el grano pierda calidad”. Sin embargo, cree, que los Gobiernos no han desarrollado una estrategia para respaldar a los productores que “desde 2013 son afectados fuertemente por la roya”.

    Benjamín Paz, dueño de una finca de 7 manzanas de extensión en El Cedral, Las Vegas, Santa Bárbara, advierte que la crisis no solo golpea a este departamento, sino a todo el país.

    “Viene un problema grande el próximo año. Mucha gente no fertilizó debido a los costos altos y bajos precios. Habrá menos producción y probablemente una calidad inferior”, vaticina Paz, finalista en 2018 de la competencia mundial de café The Sprudgie Awards.