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El Chapo Guzmán y sus aliados en Honduras operaron a sus anchas 15 años

  • 12 febrero 2019 /

Bienes raíces, hoteles y diversas empresas se establecieron con el afán de lavar el dinero que producto del negocio de las drogas les dejaba a los capos hondureños.

Tegucigalpa, Honduras.

Los tentáculos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, declarado ayer culpable por al menos 10 cargos relacionados al tráfico de drogas a Estados Unidos, se extendieron en Honduras durante 15 años.

Este fue el país perfecto para operar sin miedo a nada. Su ubicación estratégica, lo convirtió en el puente perfecto para conectar las operaciones entre América del Sur y Estados Unidos.

Fronteras abiertas, puntos ciegos sin vigilancia, amplios espacios marítimos y ningún rastreo de aeronaves, fueron las condiciones idóneas para hacer de este país, un punto clave para el narcotráfico.

Un jurado de Nueva York declaró el martes culpable de todos los cargos al Chapo Guzmán, uno de los capos del narcotráfico más famosos del mundo, tras un juicio descomunal en el cual el gobierno estadounidense presentó demoledoras pruebas.

La cadena perpetua para Joaquín 'Chapo' Guzmán en Estados Unidos pareciera el final de la más grande y temible figura del narcotráfico mexicano, pero el cártel de Sinaloa que fundó mantiene su poderío, aseguran expertos.

El cártel que toma el nombre del estado de Sinaloa, donde nació Guzmán y toda una estirpe de capos que han dominado el hampa mexicano por unas cuatro décadas, mantiene incólumes territorios y mercados, lo que asegura la continuidad de su imperio



El cartel de Sinaloa ocupaba a los mejores aliados y no le bastó mucho tiempo para que El Chapo identificara a los grupos que formarían parte de la red que le permitió no solo trasegar drogas, sino también lavar dinero.

Desde los años 90, Honduras era parte del plan de expansión de Guzmán, aseguran investigadores estadounidenses que le siguieron los pasos al narco mexicano.

Pero fue hasta 2004, que fortaleció la red y estableció alianzas con los capos hondureños que empezaban a explorar el mundo de las drogas. Las alianzas con narcos guatemaltecos le ayudaron a montar la plataforma con los hondureños.

Además: 'El Chapo' viajaba a Honduras a dar órdenes, no a hacer fiestas

No le fue difícil a Guzmán Loera identificar a sus aliados, entre los que figuraron Arnulfo y Luis Valle Valle, Alexander Ardón, Héctor Emilio Fernández Rosa, Carlos Arnaldo el Negro Lobo, Víctor Hugo Díaz Morales, el Rojo, Javier y Devis Leonel Rivera Maradiaga, Fredy Nájera, entre otros. Para los narcos hondureños estar al servicio de El Chapo era como cristalizar un sueño.

Operaciones

El contacto con El Chapo y sus aliados en Honduras no solo se limitó a llamadas, mensajes y emisarios. Agentes encubiertos estadounidenses confirmaron que en su momento visitó el país en reiteradas ocasiones y no fue solo una visita de cortesía. Se tomó el tiempo de conocer en el terreno, las rutas y los puntos de almacenaje de la droga para asegurarse que la carga estuviera blindada. La droga voló y navegó atravesando La Mosquitia y el corredor atlántico.



“Honduras funcionó como país de almacenaje hasta que El Chapo consideraba que habían garantías para trasladar la droga hacia México. No solo fue la cocaína, también se almacenaron precursores químicos y metanfetaminas”, explicó el investigador.

Los diferentes narcos hondureños estuvieron al servicio del “Señor” como le llamaron, por eso no era extraño observar en las zonas rurales los convoyes protegidos por armas de guerra que abrían paso por las extensas montañas del Atlántico y occidente, donde sin obstáculo alguno se desplazó Guzmán.

La red de Guzmán incluyó a políticos, militares, policías, jueces y fiscales, los que en más de alguna ocasión fueron vistos en las excéntricas fiestas que los narcos hondureños montaron en honor al famoso narcotraficante.

Colusión

Honduras, como parada obligatoria de la droga que sale de Colombia y Venezuela, facilitó que estructuras policiales y militares fueran infiltradas. “Tenían que limpiar el camino y también obtener seguridad. Para ello, los capos en Honduras distribuyeron las tareas entre los cuerpos policiales y militares donde tenían muchos colaboradores. A un grupo le asignaban el transporte, a otro, la seguridad, otros eran “banderas”, todo eso en base a sobornos y regalos”, explicó el investigador. Si algo fomentó El Chapo en los carteles de Honduras, era el respeto del territorio y de las cargas, cada uno tenía definida su ruta.

Cuando las relaciones entre los narcos estaban tensas, era el propio Guzmán quien imponía el orden. Una sola llamada bastaba para poner orden, aseguran los agentes. Los carteles en Honduras varias veces cambiaron de tácticas, buscaban dos cosas: beneficios y supervivencia, pero les pisaban los talones y ahora pagan el precio de aliarse con el famoso narco mexicano.