24/04/2024
05:58 PM

El papa critica que los migrantes sean vistos como un 'mal social”

El pontífice visita un reclusorio de menores infractores y critica a quienes marginan a los presos y a los pecadores.

Panamá.

El papa Francisco salió ayer en defensa de los migrantes ante los brotes de xenofobia y criticó que sean vistos como “mal social”, en una intensa jornada.

Durante su tercer día de visita a Panamá, donde encabeza la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el pontífice también reprochó los “muros invisibles” que dividen a la sociedad entre “buenos y malos”. Su mensaje resuena fuerte en una América Latina, la región con más católicos, enfrentada a un movimiento migratorio sin antecedentes.

Caravanas de centroamericanos desafían el empeño del presidente de EEUU, Donald Trump, de levantar un muro en la frontera con México para frenar la inmigración ilegal.

Francisco fue enfático en un encuentro de masas con los jóvenes: “Queremos ser la Iglesia... que no estigmatice y menos generalice en la más absurda e irresponsable condena de identificar a todo emigrante como portador de mal social”.

El líder de los católicos reiteró su compromiso de “acoger, proteger... e integrar” a las personas que son forzadas a huir por la violencia y la falta de oportunidades como en el caso de Centroamérica, o por el colapso económico y la pugna por el poder como sucede en Venezuela. Francisco hizo emocionar a la multitud de jóvenes que soportaron varias horas de sol en el paseo marítimo de Ciudad de Panamá. Los organizadores calcularon unos 400,000 asistentes.

Uno de ellos, el salvadoreño Herberth Cruz, evocó con las palabras del papa el temor en su barrio. “A mis vecinos les tocó emigrar por las pandillas porque solo con pasar de una calle a otra a uno lo podían matar. Yo no podía ir a misa en mi parroquia, porque era territorio de otra banda”, contó este universitario de 29 años.

El papa Francisco durante su visita al reclusorio de menores Las Garzas, donde también confesó personalmente a cinco jóvenes privados de libertad.
En la cárcel

El papa reprochó ayer a los que marginan y estigmatizan a los pecadores y criminales al compartir un emotivo encuentro con más de un centenar de jóvenes del principal centro carcelario juvenil de Panamá.

“Esta actitud contamina todo porque levanta un muro invisible que hace creer que marginando, separando o aislando se resolverán mágicamente todos los problemas”, dijo Francisco durante una liturgia penitencial en el Centro de Cumplimiento de Menores de Las Garzas, ubicado a unos 40 kilómetros al este de la capital.

Al hacer énfasis en su mensaje de perdón y a favor de las segundas oportunidades, Francisco señaló: “Una sociedad se enferma cuando no es capaz de hacer fiesta por la transformación de sus hijos..., una comunidad se enferma cuando vive de la murmuración aplastante, condenatoria e insensible”.

“Esta es la juventud del papa”, corearon también estos jóvenes vestidos con las camisetas blancas de la JMJ cuando Francisco entró en una pequeña capilla para celebrar la ceremonia.

Los fieles se apostan a la orillas de las calles por donde circula el papa Francisco.
A estos jóvenes, sentados, compuestos, sufriendo el calor y con sus camisetas blancas con los símbolos de la JMJ, el papa les arropó con sus palabras y les dijo que “son parte de la familia” y que tenían “mucho para compartir” y les pidió ayuda para “saber cuál es la mejor manera para estar y acompañar el proceso de transformación que, como familia, todos necesitamos”.

“Ustedes, chicos, los responsables de la custodia y las autoridades del centro y del ministerio, y sus familias, así como los agentes de pastoral. Todos, peleen y peleen para encontrar y buscar los caminos de inserción y transformación”, clamó el papa. “Pero no peleen entre ustedes”, bromeó.

En este reclusorio de menores, el papa recibió en confesión a cinco jóvenes. Además, nueve de los menores quedaron ayer en libertad.

Venezuela

En un mensaje divulgado por su vocero, el papa Francisco evitó pronunciarse directamente sobre las tensiones que se desataron en Venezuela después de que el jefe del Parlamento, el opositor Juan Guaidó, se autoproclamara presidente.

El Vaticano mantiene así la cautela, pese a que la jerarquía de la Iglesia local ha sido muy crítica con el gobierno de Maduro.

Fiel a su estilo, Francisco sorprendió a Hayera Mollik, una anciana que sostenía un cartel con el mensaje: “los abuelos arman lío”. Eso atrajo al Papa y pidió silencio a los eufóricos fieles. “Esta viejita, que es más joven que yo, es valiente y es su cumpleaños, ¿le cantamos cumpleaños feliz?”, preguntó el Papa.
“Estamos con muchas esperanzas. La Iglesia hace lo que puede y en la medida de sus posibilidades por dar ayuda humanitaria. Pero ahora se abrió una puerta grande para una Venezuela mejor”, comentó el joven Eduardo González, de 21 años, uno de los cientos de venezolanos que participan a la JMJ.

Escándalos sexuales

En el marco de la intensa jornada de ayer, en la que el papa se dio el tiempo hasta de cantarle el cumpleaños a una “viejita”, reflotó el escándalo por los abusos sexuales y su encubrimiento en la iglesia católica.

Aunque esta vez no ha hecho ninguna referencia al bochornoso expediente de agresiones, es una cuestión que está “en el corazón y en la mente de Francisco”, dijo el director de prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti. Por lo tanto quiere que se adopten “medidas concretas” para combatir esta “terrible plaga” en la reunión de obispos que se llevará a cabo del 21 al 24 de febrero, agregó.

El escándalo ha minado la credibilidad de la institución milenaria, que el año pasado fue nuevamente sacudida por escándalos en Chile, EEUU y Alemania.