Estados Unidos expresó ayer su preocupación por la compra venezolana de 24 aviones cazabombarderos Sukhoi 30 y 100 mil rifles de asalto AK-103 de Rusia, así como por la eventual fabricación de estos rifles en Venezuela, e indicó que volverá a plantear el tema ante Moscú.
“No estoy bien seguro de para qué más necesitan una fábrica.
Ya tienen 100 mil de estos rifles.
¿Para qué necesitan producir más?”, preguntó el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, consultado sobre el asunto.
“Es sólo otra señal de que esto no obedece a sus necesidades, y ciertamente va más allá de lo que pueden requerir desde el punto de vista de defensa, dado el hecho de que ya han completado o están llevando a cabo estas otras compras de armas”, indicó.
La compra de los cazabombarderos rusos Sukhoi “es ciertamente
una preocupación real”, dijo el vocero.
“Estaremos en contacto con el gobierno ruso, que sería la fuente potencial de proveedores de estos cazas”, añadió.
“Les pediremos que observen otra vez cualquier venta potencial que tengan, dado el hecho de las necesidades reales de defensa de Venezuela, sus intenciones reales al comprar estas armas”, precisó.
Armamento
Los cazas Sukhoi sustituirán el poder de fuego de los estadounidenses F-16, parados por falta de repuestos que Estados Unidos se niega a suministrar, dijo el presidente venezolano Hugo Chávez.
El gobierno de Chávez negocia asimismo la transferencia de tecnología para la fabricación en Venezuela de los fusiles AK-103 y sus municiones.
La manufactura se hará en dos plantas venezolanas de producción y estará a cargo de la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares.
El AK103, una versión moderna del AK47, es un fusil automático liviano calibre 7.62 milímetros, con un alcance efectivo de mil metros y una capacidad de 600 disparos por minuto.
Dato
Las intenciones del país del norte son evitar a toda costa que se desate una guerra mundial, indicó un portavoz.
Estados Unidos hace un llamado a Corea para que desista de lanzar misil de largo alcance
El Gobierno de Estados Unidos reiteró ayer su llamamiento a Corea del Norte para que desista de sus aparentes planes de lanzar un misil de largo alcance, algo que Washington consideraría un “acto provocativo”.
Estados Unidos y sus aliados consideran que el lanzamiento de un misil en estos momentos, además de ser una provocación, “no les interesa, a las autoridades norcoreanas, y les aislará aún más del mundo”, dijo ayer el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack.
A raíz de las informaciones divulgadas en los últimos días que indican que el régimen de Pyongyang está ultimando los preparativos para el lanzamiento de un misil de largo alcance, el portavoz insistió en que, de ser así, las autoridades coreanas violarían los acuerdos internacionales que suscribieron.
“Instamos a Corea del Norte a no cometer semejante provocación y a volver a las negociaciones a seis bandas” sobre su desarme nuclear, incidió McCormack. Hace varios días que los norteamericanos están expresando su rechazo.