La diócesis de La Ceiba pidió al pueblo unirse para sacar a los departamentos de Atlántida e Islas de la Bahía de la violencia en la que los han sumido.
La propuesta se presentó en la misa de acción de gracias del primer sínodo diocesano que presidió monseñor Miguel Lenihan, quien apenas hace pocos meses asumió ese compromiso sacerdotal.
“Queremos que los instrumentos que son utilizados para la violencia se conviertan en instrumentos de paz, ya no queremos más violencia”, dijo el religioso.
En su mensaje, el prelado dijo que los ceibeños e isleños necesitan respeto, porque son hechos a imagen y semejanza de Dios.
“Aunque no es fácil convertir una ciudad violenta, en una ciudad de paz, todo es parte de un proceso pero poco a poco se irán obteniendo resultados positivos”, dijo el obispo.
En su intervención, monseñor pidió a los que se dedican a sembrar miedo mediante sus actos violentos, a cambiar su camino para vivir una vida de dignidad, construyendo una Honduras de paz y fraternidad.
Lenihan explicó que el sínodo es un periodo donde se convoca a todos los religiosos, feligreses y población en general a unirse a permanecer en hermandad y a la vez dar a conocer las necesidades del pueblo.
Sínodo diocesano también es una asamblea legítima convocada por el obispo, en la cual congrega a los sacerdotes y clérigos de su diócesis y todos los que estén obligados a asistir, con el propósito de realizar y deliberar sobre asuntos legislativos.
En esta reunión que se lleva a cabo por primera vez en La Ceiba asistieron sacerdotes de las 11 parroquias y representantes de todas las comunidades de los departamentos de Atlántida e Islas de la Bahía. El trabajo sinodal ya comenzó en cada una de las parroquias.