Saray recuerda que el viaje, después de cruzar Guatemala, en México fue de correr de un lado a otro por la persecución de las autoridades migratorias.
Ante tanto asedio “decidimos bajar”, pero no a Venezuela, sino a Danlí, “por la amabilidad de su gente, que me apoyó durante el tiempo que estuve antes aquí”, añadió.
De regreso en Danlí, Frandys le habló a Saray del “troco” que estaba sin uso a orillas de una céntrica calle de la ciudad, a lo que ella respondió buscando a su dueño para pedirle que se los alquilara.