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Chávez y Zelaya, los grandes perdedores

  • 01 diciembre 2009 /

Para los hondureños ir a las urnas masivamente fue un ineludible deber patriótico, para el mundo es la salida definitiva a la crisis que se agudizó el 28 de junio.

    Para los hondureños ir a las urnas masivamente fue un ineludible deber patriótico, para el mundo es la salida definitiva a la crisis que se agudizó el 28 de junio. El diario ABC de España destaca la limpieza del proceso. A continuación su editorial íntegro.

    “A pesar de los intentos de intimidación por parte de los partidarios de la abstención, y conscientes de lo que estaba en juego, los hondureños han acudido a votar masivamente y con toda normalidad para elegir un nuevo presidente y sacar al país de la crisis política en la que está sumido.

    Después de un pronunciamiento tan claramente democrático no es posible imaginar qué más podrían hacer los ciudadanos hondureños para conseguir que se levanten las sanciones contra su país, convertidas por la tozudez de algunos en un castigo colectivo contra toda la sociedad.

    Los países que, como Estados Unidos, Costa Rica, Panamá o Perú, han decidido dejar la solución a un problema hondureño en manos de los hondureños han acertado plenamente en su diagnóstico, porque ésta es la única forma en la que quedan a salvo la legalidad constitucional del país y la voluntad de sus ciudadanos, expresada democráticamente.

    El gran perdedor de esta jornada no es solamente el defenestrado Manuel Zelaya, que hace tiempo que perdió su lugar en la historia del país, sino el histriónico caudillo venezolano Hugo Chávez, que en Honduras ha visto fracasar por primera vez sus ambiciones expansionistas en un país iberoamericano.

    Lo que Chávez está defendiendo no es la democracia, como se ha visto con su actitud de rechazar el resultado de las elecciones, sino sus propios planes de construir un frente de países contra la influencia liberal en el mundo.

    Aunque el presidente Lula tiene un margen de maniobra muy estrecho desde que Zelaya se refugió en su embajada, de Brasil se esperaba una posición más realista en un problema ligado desde el principio a la causa de Chávez y sus ensueños bolivarianos.

    Pero lo que no es posible explicar, ni siquiera desde la perspectiva del criterio de salvaguardar la Cumbre Iberoamericana, es la posición de España, capaz de condenar con intransigencia las elecciones plurales y abiertas celebradas en Honduras y, a la vez, no decir nada o incluso bendecir la farsa organizada por Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial.

    Por errores como este, desgraciadamente ni la cumbre de Estoril ni la OEA van a salir indemnes de esta crisis”.