Don Pepe partió de este mundo y dejó un legado de amor y servicio a favor de los más necesitados.
Cientos de niños y ancianos capitalinos han quedado huérfanos del amor y las atenciones que les prodigara un cubano que supo hacer de Honduras su segunda patria.
El jueves, cuando faltaban quince minutos para las diez de la mañana, la muerte sorprendió en el lecho de su hogar a José Maximiliano Barroso Ortiz, de 91 años.
Ayer a las tres de la tarde, una caravana encabezada por una unidad del Cuerpo de Bombero condujo desde la funeraria San Miguel Arcángel el féretro de don Pepe al cementerio Santa Cruz Memorial.
Cuando llegaron a su última morada hubo que cumplir su último deseo: ser enterrado con música.
“Una vez con don Pepe nos hicimos la promesa de que cuando muriéramos nos enterraran con música. él pidió música cubana y es precisamente y esto se lo vamos a cumplir”, manifestó el artista Tony Low.
Al compás de la canción “Nadie es eterno en el mundo”, interpretada por el trío Los Orientales, comenzaron las honras fúnebres.
Luego vino la interpretación de Tony Low, con la canción “Guantamera”, cuya letra fue cambiada y en uno de sus versos decía:
“Sembraste amor con amor en tierras de Morazán. Si el amor viene de Dios, ya con Dios debes estar”.
Al último adiós para don José Maximiliano Barroso acudieron los cantantes Willy Brand, Wilson Reynau y Alirio Rodríguez, así como la diputada Nora Gúnera de Melgar, quien expresó que se siente consternada.
“Don Pepe fue una persona que desde que llegó a Honduras se dedicó a los niños y los ancianos y colaboró mucho con mi esposo Juan Alberto Melgar”.
También le fueron dedicados versos como “En honor a don Pepe” y “Un corazón llamado Pepe”, escrito por su esposa María Elsa Ramos. Descanse en paz, don Pepe.
