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Arístides González murió siendo un apasionado de su labor en la DLCN

  • 05 abril 2016 /

Tegucigalpa, Honduras.

Desde 2003 su compromiso de neutralizar a las bandas de narcotraficantes lo ll evó a librar una batalla contra los grupos criminales.

Sus acciones dirigidas hacia los carteles que operaban en el Atlántico fue el detonante que firmó su sentencia de muerte.

Era el mes de julio de 2012, cuando centró sus operaciones hacia un grupo de oficiales y agentes de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC), que asignados a secciones no ligadas a la unidad antinarcóticos, llegaron a La Mosquitia para supuestamente cumplir una misión encubierta.

Los uniformados no contaban con las acciones del zar antidrogas, quien envió equipos de la Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico (DLCN), y con apoyo de fiscales del Ministerio Público, ejecutaron una operación tras recibir una denuncia en torno a un trasiego de drogas que se realizaba en un poblado del municipio de Ramón Villeda Morales.

“Siempre dijo: a mí no me van a matar los narcotraficantes, me va a matar la Policía”, le decía González a sus guardaespaldas y agentes.

Quienes lo conocieron lo califican de estricto, serio, muy entregado y a la vez reservado. Tanto así que por sus acciones se ganó el sobrenombre del “tieso”.

Su trabajo, a lo largo de 2009, lo llevó a tocar estructuras poderosas del cartel de Sinaloa. Esas acciones lo expusieron, pero la gota que derramó el vaso fue cuando capturó a los 10 agentes que fueron sorprendidos con 143 kilos de droga. Desde julio lo tuvieron en la mira y con la presión de un narco de Colón su muerte fue pactada en noviembre de ese año.