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Oswaldo López Arellano fallece a los 89 años

  • 17 mayo 2010 /

El general Oswaldo López, quien estuvo en el poder en Honduras por más de once años, en tres períodos alternos, murió ayer a los 89 años en el Hospital Militar.

El general Oswaldo López, quien estuvo en el poder en Honduras por más de once años, en tres períodos alternos, murió ayer a los 89 años en el Hospital Militar donde había sido internado aquejado de un cáncer de próstata.

López Arellano, protagonista de dos golpes de Estado -uno de ellos sangriento- fue llevado al hospital por sus familiares, pero, a pesar de los esfuerzos de los médicos, fue imposible salvarle la vida, según las fuentes consultadas.

La Casa de Gobierno emitió horas después un acuerdo de duelo en el cual dice que la muerte del el ex jefe de Estado y Presidente representa “una irreparable pérdida para la sociedad hondureña y su distinguida familia”.

El Poder Ejecutivo decretó tres días de duelo sin suspensión de labores y ordenó izar la Bandera Nacional a media asta en todas las oficinas públicas en memoria del ex jerarca militar, que también fue dirigente deportivo y empresario.

El cuerpo del general de cinco estrellas era velado ayer en la funeraria La Auxiliadora, donde cuatro cadetes le hacían los honores como ex titular del Poder Ejecutivo y hoy será enterrado en un cementerio de Las Tapias.

Previamente recibirá los honores correspondientes en Casa de Gobierno, aunque una parte de su familia no está de acuerdo en que se le hagan estas distinciones, según fuentes allegadas a la familia.

Dos golpes de Estado

López Arellano, nacido el 30 de junio de 1921, se inició como soldado en el Cuerpo de Ametralladoras del Ejército Nacional el 15 de febrero de 1939, a donde había ingresado tras coronar su carrera de bachillerato. Rápidamente fue ascendido a cabo y a sargento segundo.

Cuando tenía 21 años de edad, el joven militar se ganó una beca para estudiar aviación en la Escuela de Vuelo Tucson, Arizona, Estados Unidos.

Al egresar de esta academia retornó a Honduras para incorporarse como piloto a la Fuerza Aérea Hondureña.

El 26 de agosto de 1947 fue ascendido a teniente de aviación; dos años después a capitán de aviación; luego mayor y coronel de aviación.

Durante la Junta Militar de Gobierno que conformaron los oficiales Roberto Gálvez Barnes, Héctor Caraccioli y Roque J. Rodríguez, los que habían derrocado al nacionalista Julio Lozano Díaz, López Arellano ocupó el cargo de ministro de Defensa.

Al quedar solo Caraccioli en la Junta, lo acompañó López Arellano en la última etapa de este Gobierno transitorio que condujo al país al retorno al orden constitucional.

Al ser investido el liberal Ramón Villeda Morales por la Asamblea Nacional Constituyente como presidente constitucional, éste nombró a López Arellano como jefe de las Fuerzas Armadas, a la que le otorgó la histórica autonomía militar.

El 3 de octubre de 1963, días antes de que se celebraran elecciones generales, cuyo favorito era el liberal Modesto Rodas Alvarado, López Arellano encabezó un cruento golpe de Estado que, según los historiadores, produjo unos tres mil muertos, durante y después de los sucesos.

El militar permaneció de facto hasta el 6 de junio de 1965, cuando una Asamblea Nacional Constituyente que él mismo promovió lo “legalizó” en el poder.

Así estuvo hasta el 6 de junio de 1971 cuando entregó el poder al nacionalista Ramón Ernesto Cruz.

Sin embargo, el mismo López Arellano, quien había quedado como jefe de las FF AA, derrocó a Ramón Ernesto Cruz, más conocido como Monchito Cruz el 4 de diciembre de 1972, mandato que ejerció hasta el 22 de abril de 1975 cuando fue defenestrado por el coronel Juan Alberto Melgar tras el escándalo del soborno bananero.

El general López Arellano también quedó registrado en la historia por cerrar Diario LA PRENSA.

El 19 de septiembre de 1968 mandó a los militares a cerrar el diario líder y ordenó decomisar todos los diarios para evitar que la población conociera sus arbitrariedes. Fue la única vez en la historia que LA PRENSA dejó de informar a la población.

Sus instalaciones estuvieron militarizadas por casi una semana por órdenes de López Arellano.