18/04/2024
06:38 AM

Tierras del Padre, comunidad lenca que clama por comida y medicamentos

En esta aldea de Santa Ana viven 600 personas, quienes en su mayoría se quedaron sin provisiones Piden al Gobierno ayuda alimentaria y equipos de bioseguridad

    Tegucigalpa, Honduras.

    Sin alimentos, sin acceso a transporte y sin dinero, así están los pobladores de la comunidad lenca Tierras del Padre, en el kilómetro 13, en la carretera al sur, en el municipio de Santa Ana, Francisco Morazán. Llevan dos semanas en las que la comida escasea en sus hogares, las pulperías quedaron desabastecidas y el toque de queda por el COVID-19 los dejó sin generar ingresos.

    “Esta es una comunidad que tiene 600 personas entre niños, jóvenes, adultos y hay una buena cantidad de personas de la tercera edad. La situación que vivimos es que no tenemos alimentos para sobrevivir, en las pulperías no hay qué comprar y no podemos salir a Tegucigalpa porque no hay transporte ni dinero para ir a hacer compras”, explicó Yessenia Marbey Posadas Osorto, del Consejo Indígena de Tierras del Padre.

    La situación es desesperante para la comunidad, cuyos dirigentes dijeron a LA PRENSA que es urgente que el Gobierno vuelva sus ojos hacia ellos porque la condición es precaria y si el toque de queda absoluto continúa, no saben cómo van a sobrevivir.

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    Angustia.

    La situación es difícil. Hay hogares que tienen una semana de no encender los fogones porque no hay nada qué cocinar, pero también hay solidaridad porque los vecinos han compartido lo poco que tienen con los que se quedaron sin nada y así han logrado aliviar un poco el hambre. “Hay desesperación y angustia. Nuestros hijos nos piden comida y no tenemos que darles. Otra cosa, se nos enferman y no tenemos medicamentos ni hay acceso para adquirirlos. La gente está alarmada también porque no tenemos insumos para la bioseguridad de la gente”, dijo la líder lenca.

    Sin embargo, un punto a favor de los pobladores de Tierras del Padre es que hasta ahora ninguno de los habitantes presenta síntomas del COVID-19, pero piden que se les dote de mascarillas y gel antibacterial para estar preparados en caso de haber diagnósticos positivos. En esta comunidad hay preocupación porque muchos jóvenes han abandonado a sus parientes ancianos. Los han dejado a la deriva en la comunidad y es la población más vulnerable tanto por el virus como por la falta de alimentos.

    “La situación que vivimos es precaria. Hay pánico en las personas al ver que sus hijos lloran, que claman por comida y no hay. Las personas de la tercera edad están desamparadas, quedaron en el olvido. Es urgente una respuesta para que nos ayuden en estos momentos. Estamos en el olvido”, expresó Yessenia Posadas a periodistas de LA PRENSA.