23/04/2024
10:55 PM

La inflación en Honduras arrebata más tortillas de la mesa

Honduras es el tercer país (después de Nicaragua y Guatemala) donde los precios de la canasta básica suben mucho más.

SAN PEDRO SULA.

Rosibel Mercado dice que no sabe “cómo funciona la economía” y no tiene idea de qué es la inflación; sin embargo, le consta que “cada año que pasa” debe entregarle a los clientes menos tortillas por cada 10 lempiras.

“Hace más de 20 años por 10 lempiras daba 30 tortillas; hace unos cinco a?os, 15; ahora, en 2019, damos 10 tortillas por L10, y dentro de cinco años, quizá, vamos a dar cinco”, comenta.

Mientras coloca las tortillas de maíz sobre una plancha metálica caliente reflexiona y concluye que “vivir en Honduras es, cada vez, más caro, pues los precios suben a cada rato y bastante; es horrible”.

Antecedente
Hace 20 años, en 1999, Honduras registró la tasa de inflación más alta: 14%. En 2008, la segunda más alta: 11.4%.
“Los clientes nos reclaman porque les damos menos tortillas, pero no podemos dar más. El chimbo de gas ha subido de precio. Hubo un tiempo en que lo compraba en L100, ahora pago L240. El saco de harina de maíz también ha subido, hace varios años costaba L175, ahora L401, pero la empresa es buena y nos da una rebaja”, explica.

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Aunque ella desconoce qué es la inflación, comprende perfectamente que “las tortillas han subido de precio porque también ha incrementado de precio el chimbo de gas, la harina, las bolsas de plástico, transporte, combustible y otros” productos y servicios.

En Centroamérica, Honduras es el tercer país (después de Nicaragua y Guatemala) donde los precios de los productos (como la harina de maíz) y servicios de la canasta básica suben mucho más.

Precios de la canasta básica
Para realizar el IPC, el BCH utiliza los bienes y servicios agrupados en 12 sectores de acuerdo con la Clasificación del Consumo Individual por Finalidades (CCIF) de las Naciones Unidas. Entre estos se encuentran las hamburguesas y pizzas, cuyos precios subieron en un 100% en un período de ocho años.
Según el Banco Central de Honduras (BCH), la inflación interanual llegó a 4.29% en agosto, pero al concluir el año, ese indicador podría fluctuar entre 4% y 5%.

El BCH obtiene ese porcentaje a través del índice de precios al consumidor (IPC), una herramienta estadística que mide el comportamiento de los precios de los bienes y servicios más representativos de las compras familiares.

El Gobierno ha establecido que la canasta básica hondureña está compuesta por 282 productos y servicios, una cifra notoriamente inferior a la de Guatemala (440), Nicaragua (489) y Costa Rica (315).

Costo de vida

En los últimos 30 años, Mercado (de 45 años), madre de seis hijos, ha trabajado haciendo tortillas en el mercado de artesanías de Guamilito, y en todo ese período, considera, “este ha sido el momento de precios más altos”.

Igualmente Maritza Mercado, hermana de Rosibel, dueña de otra pequeña tortillería, percibe que “en los últimos seis meses ha bajado la venta porque todo está caro y la gente deja de comer”.

2.9%
Inflación en 2016.Hace tres años, considerando las cifras del BCH, los hondureños no sufrieron por aumentos excesivos de los precios de productos. En 2016 se registró la inflación más baja de los últimos 20 años.
“Ahora ya no podemos hacer muchas tortillas como antes porque nos sobran y en la tarde las tenemos que vender en la calle. Yo tenía un cliente, dueño de un restaurante, que me compraba cada tres días 400 tortillas para hacer tacos. Hoy solo me compra 100 tortillas una vez a la semana”, ejemplifica.

Esta mujer, con 33 años trabajando en el mercado, cree que por el aumento de los precios “hay personas que ya no comen tres tortillas en un tiempo de comida, sino que dos; no compran dos libras de pollo, sino que una, y cuando pueden, porque tampoco hay empleo en el país”, analiza.

“Los precios de todos los productos suben demasiado, por eso las personas no compran”: Maritza Mercado, trabaja en el mercado Guamilito
Abel Benítez, excatedrático de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), estima que la percepción que tienen Rosibel, Maritza y muchos hondureños no está lejos de la realidad, pues el porcentaje oficial de inflación no refleja lo que sucede en las familias.

Existen altas probabilidades, según Benítez, de que la inflación sea mucho mayor a la que reporta el BCH porque esa entidad utiliza una fórmula con datos desfasados.

El BCH “utiliza precios de referencia de base de 1999, ya eso puede decirnos que la medición de la inflación no responde a la realidad actual (...). Estamos hablando de que a diciembre de este año cumplirá 20 años; es demasiado. Es recomendable que el Gobierno cambie el año base cada diez años”, aconseja.

“La vida es más cara porque los precios de todos los productos han subido mucho”: Rosibel Mercado, trabaja en el mercado Guamilito
Otro factor que altera el cálculo del IPC, explica, es la cantidad de productos, el tipo y ponderaciones que obedecían a las necesidades que tenían los hondureños en la década de 1990.

El BCH debe “hacer una actualización” con el objetivo de incluir en la canasta de consumo productos y servicios que en 2019 son necesarios para los hogares y que no existían en 1999.

En esa lista figuran la radiograbadora de casete (desplazada por digitales), cámaras fotográficas (sustituidas por celulares), discos compactos (ahora usan memorias USB), diccionario bibliográfico (reemplazado por libros en línea). Por ser antigua no incluye los pagos del servicio de internet.

En los mercados de San Pedro Sula, por el encarecimiento de los productos, los clientes prefieren comprar menos unidades de un artículo de consumo básico, como la piña, cebollas, chile, tomates, lechuga, zanahoria, mangos y sandías.
“El hábito de consumo de los hogares ha cambiado en los últimos 20 años (...)”, expresa. “El efecto en el costo de vida es significativo. Si los sueldos y salarios se mantienen a un ritmo menor al de la inflación, entonces hay una pérdida del poder adquisitivo de las familias”.

En agosto, el aumento de los precios de alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles, salud, transporte”, hoteles, cafeterías y restaurantes provocaron que la inflación llegara a 4.29%.

A Rosibel Mercado también le consta que el alza de precios no solo le arrebata las tortillas de la mesa a las familias, también priva a los más pobres de gozar de salud.

“El año pasado yo estaba poniendo el chimbo y agarró fuego. La llama me botó y me quemó: perdí pelo, cejas, piel, cara, brazos, pies. Me llevaron al Rivas y después al Hospital de Niños Ruth Paz. Los clientes, compañeros y amistades me ayudaron económicamente porque las medicinas han subido de precio y son inalcanzables para nosotros los pobres”, lamentó.